54. MILAGRO EN NAVIDAD
Un 22 de diciembre, de cuyo año no quiero acordarme, el tutor nos dio el boletín con las notas del primer trimestre para que lo entregáramos en casa.
Adiós a beber con los peces en el río, a la noche de paz, a los ricos mazapanes, a la Navidad, Navidad, dulce Navidad y, sobre todo, a los regalos de los Reyes Magos. Aprobar solo música y gimnasia suponía encierro, regañina y alguna que otra colleja. Negros días los que se aproximaban. Tan solo un milagro podría dar un giro a aquella situación. Y ocurrió. Ocurrió como ocurren en la vida las cosas milagrosas. No daré demasiados detalles, pero la mirada de mi padre y la mía se encontraron, cuando al salir del colegio cruzaba yo un semáforo y el coche en el que él viajaba, acompañado de una mujer que no era mi madre, ni hacía cosas con mi padre que mi madre hiciera habitualmente con él, se detuvo ante el disco en rojo.
Aprendí en el corto trayecto hasta mi casa lo que significaba el chantaje, antes de saber que hubiera una palabra que lo definía. Ni que decir tiene que esas fueron las mejores navidades de mi vida.
Magnífico estreno, Javier. Bienvenido a este espacio de pequeñas historias.
Un relato con incorrecciones varias pero con final feliz.
Suerte y abrazo.
No hay nada con dar con la tecla que convierte lo incorrecto en correcto, para que no se revele una incorrección aún mayor.
Como ha dicho Rafa, buen estreno, Javier.
Espero seguir leyéndote.
Un saludo y suerte