Mnstrscp2022-R1-Encuentro4
Los participantes con los alias: PANDORA – LEVIATÁN- KRAKEN
tendrán de plazo hasta el miércoles día 5 de octubre hasta las 23:59 horas de España peninsular para escribir un relato que:
- * nos cuente algo especial de su personaje
- * no exceda de 150 palabras (título no incluido)
- * use, de cualquier forma, sentido (admitimos singular y plurales) la palabra : AIRE (si la pones en mayúsculas al enviar el relato nos ayudas mucho)
Enlace para que los autores envíen el relato AQUI
Para votar (cuando el encuentro esté ya completo) AQUI
Pulpo-isla de KRAKEN
Al Kraken le gusta emerger desde las profundidades marinas para arrojar al AIRE su dádiva de peces, que se derraman sobre las redes de los pescadores como tornasoladas gotas de lluvia. Siente entonces tanta felicidad que comienza a danzar, sin advertir que los remolinos provocados por su cuerpo viscoso arrastran las embarcaciones hasta el fondo. Cuando con sus ojos enormes ve a los náufragos luchar contra las olas, los rescata enroscando sus tentáculos alrededor de los cuerpos agotados, los coloca sobre su cabezota y se deja flotar a la deriva. No entiende por qué esos seres diminutos gimen y se desesperan, por qué prefieren arrojarse de nuevo al agua antes que dejarse acunar en la superficie resbaladiza que les ofrece. Tampoco sabe que es odiado y temido, que despierta el horror de todos los que atraviesan los océanos, él, cuyo único deseo sería que lo aceptaran como animal de compañía.
Capricho de dioses de PANDORA
Ya atardecía cuando la atmósfera empezó a cambiar. Se respiraba un AIRE enrarecido, como si algo estuviera a punto de estallar. Hubo cruce de miradas recelosas, suspiros velados.
La luna brillaba ya en lo alto cuando la bella mortal cerró la caja, desilusionada, y la volvió a guardar en el escondite del que la había sacado. Esa noche soñó hazañas grandiosas. Mientras ella acariciaba el cielo con las manos, un dios satisfecho sonreía al ver que el mundo dejaba de ser lo que era.
Acuafobia de LEVIATÁN
Los gritos resuenan en mis oídos y las salpicaduras de agua surcan mi cara mientras forcejeo con el monstruo. Como un leviatán, se mueve rápidamente alrededor de los barcos de colores que luchan por no naufragar. Las olas se desbordan mojando el suelo devorando todo a su paso. La espuma cubre el rostro de la criatura mientras patalea intentando tomar AIRE.
Decido no seguir con la batalla y quito el tapón. El remolino se lleva el agua hasta que, sobre la bañera, sólo quedan esparcidos los juguetes acuáticos y restos de burbujas jabonosas. Envuelto en la toalla sonríe a la madre el pequeño que, con el agua, se convierte en monstruo.