101. Motel
Sabía que la volvería a encontrar en el antiguo motel de madera que preside la Peña. Conforme me acercaba, sus recuerdos se mezclaban con las palabras y las promesas dichas. Al salir del coche y mirar hacia el motel, el viento ululaba con la voz de ella. ¿Era posible volverla a ver? Lo sabría si apartaba el miedo y me refugiaba en el interior de aquel lugar dónde estuvimos por última vez.
Atravieso la puerta muerta que da acceso a la recepción polvorienta del motel. A su izquierda, las escaleras que suben a las habitaciones de encuentros casuales, me advierten de que no siga. Pero nada impide que llegue al primer piso y la vea cruzar hacia nuestra habitación. La habitación que tantas veces compartimos y que, en una noche de tormenta, su marido también descubrió.
Corro hacia su aroma y esencia. Cruzo la puerta de nuestra habitación y la veo desnuda en la cama, esperándome. Cierro la puerta y la oscuridad funde mis recuerdos, su imagen y mi deseo de encontrarla. Al tacto de sus huesos con mi cuerpo, miro hacia el espejo que me devuelve las lágrimas que no derramé aquella noche en que falleció. Una vez más.
Hola, Marcel. Me ha gustado mucho la progresión que utilizas en el relato. Las imágenes fluyen con facilidad por esa colocación perfecta en el espacio, y la utilización de los sentidos. El viento que ulula, los perfumes, el tacto. la oscuridad que potencia todavía más los recuerdos… Bien llevado y un buen argumento. Suerte
Gracias, Luis, por detenerte y opinar y por tus deseos. Gracias por los apuntes sensoriales y las palabras robadas.
Encantado que te haya gustado. Nos vemos,
Marcel
Inquietante historia. Mucha suerte Marcel 🙂
Gracias, Juan Antonio, por las palabras donadas. Gracias de nuevo por los deseos prestados.
Un abrazo,
Marcel
Un relato con una bruma ‘gris’ que te envuelve desde el inicio y con un toque fantástico con ese espejo que llora. Mucha suerte, Marcel.
Gracias, Lorenzo por las palabras dejadas y los deseos.
Un abrazo,
Marcel
Recuerdo de amor prohibido y final trágico, rememora el momento final y da para pensar en lo que paso aquella noche. Las lágrimas tardías serán de arrepentimiento?
Un abrazo y suerte.
Gracias El Moli por opinar y leer. Gracias por los deseos.
Un abrazo,
Marcel
Marcel, parece que los recuerdos lo mantienen vivo, y él no deja que estos se evaporen, le aportas clima y atmosfera a esa habitación. Suerte y saludos
Gracias,Calamanda por las palabras dejadas y los deseos donados. Los recuerdos son importante y lo más importante es saber convivir con ellos.
Un abrazo,
Marcel