31. MUNDO ESTÉRIL
Su doctor le dio la mejor noticia. Estaba limpia. Había vencido a la enfermedad. Las lágrimas que brotaron al principio aparecieron también al final del periplo. De la confusión implosiva pasó a la explosión silente de aquella anhelada liberación. Tras concertar el seguimiento de su nueva vida, se despidieron. “Ahora debes cuidarte”. Ella cerró entonces la puerta de la consulta y abrió la de sus temores ignotos. Descubrió un mundo más agresivo que el de apenas treinta minutos antes. El estornudo de un anciano en la sala de espera reveló su vulnerabilidad en esa selva hostil. Ella, que había luchado contra dragones que escupían fuego y le hicieron vomitar hasta el agotamiento, contra ejércitos de alimañas que arrancaron su pelo a jirones, a veces entera, a veces desfallecida, pero siempre con el valor que aporta una causa noble, ahora debía enfrentarse a nuevos adversarios. Le aterraba descuidar su asepsia. Se sintió indefensa ante un posible ataque indiscriminado de personas y animales con todo su armamento vírico. Y decidió aislarse en su guarida estéril, un búnker de miedo e infelicidad. Justo el lugar al que todos creyeron que nunca volvería.
Ya sabemos que debemos cuidarnos, pero llevado al extremo y con el miedo por delante no augura nada bueno. Tu protagonista tenía un enenñmigo concreto a quien venció, ahora no lo tiene tan claro, porque el problema parece estar más en sí misma, y en un miedo patológico.
Un abrazo y suerte, Marca ¡Campeón!