34. Música, maestra
Que yo recuerde, solo ha habido dos cosas de las que mi madre jamás se separaba: su peculiar sentido del humor y su vieja radio. «Es de las primeras con pletina», me decía, orgullosa. Siempre le dio a aquel cachivache un uso muy especial. Los padres de mis compañeros de clase subían el volumen de la música cuando discutían, para evitar oídos infantiles; ella, además, ponía Olvídate y pega la vuelta antes de empezar a gritar. Yo no fui buena estudiante, pero tener que escuchar a Cohen y su Hallelujah cada vez que aprobaba una asignatura siempre me pareció recochineo. Por no hablar de cuando le pedía más espaguetis y empezaba a sonar Ellos las prefieren gordas. Aquella radio puso la banda sonora a nuestras vidas, y solo permaneció en silencio el día que mi padre falleció. Al menos durante el velatorio, porque por la noche Nino Bravo se hartó de cantar que era Libre.
Cuando mamá murió, quiso ser enterrada con su viejo cacharro. Y sé que todos dicen que son imaginaciones mías, pero juraría que, desde entonces, puedo oír a Jeanette cantando Por qué te vas cada vez que paso cerca del cementerio.
Raúl, cuentas sentimientos y nostalgia con la naturalidad que proporcionan las aficiones rutinarias. Suerte y saludos
Muchas gracias por tus palabras, Calamanda 🙂
Pues según lo leía yo escuchaba esa de Iron Maiden…B.B.
Un placer leerte, siempre. Suerte!
Eso es que me lees con buenos ojos, sister 🙂
Aunaste canciones a la trama del recuerdo y tu maestría nos regala un relato muy tierno y evocador.
Un abrazo y suerte.
Me ruborizas, El Moli. 🙂
Un abrazo
¡Hala, hala! ¡exagerao!
Cotidiano, original y con mucho humor, o al menos a mi me parece muy divertida la selección musical. Enhorabuena
Muchas gracias, ralejan. Celebro que te guste 🙂
Por qué mientras leía escuchaba you are the champions! Fabuloso.
No time for loooseerrrssss!!!! 😛 ¡Gracias Lorenzo!
Magnífica historia, a la que le pones la guinda de un final delicioso.
Enhorabuena Raúl. Me suena que llegará lejos.
Suerte,
Ton.
Ojalá sea así, Ton. Gracias por tus palabras 🙂
Es genial este relato. Y que sepas que lo he leído en mi casa y les ha encantado. Bravo por ti y bravo por la música, que nos hace mágicos… : )
Me abrumas y me halagas a partes iguales, Luz. Celebro que haya gustado en casa. Impone un poco y todo jeje 🙂 Un abrazo.
Otro relato que va arriba. Deliciosa y genial la historia que nos has contado. Fabuloso Raúl. Enhorabuena y mucha suerte, que sin duda la merece (aunque no le vaya a hacer falta). Un abrazo 🙂
Para fabuloso, tu comentario, Juan Antonio 🙂 Muchas gracias por tus palabras!
Me encanta como encajas cada momento con una canción, que además te invita a cantarla.
Original y musical. Con un final muy propio y que cierra toda tu genial historia.
Un abrazo Raúl.
Muchas gracias, Mº Belén 🙂 No te cortes, eh, si ves que la invitación no se puede rechazar… ¡canta! 😉
Jaaaa, qué buenoooo!!!!!! Me encanta!! Otra cosa que tenía tu madre era talento y tu lo heredaste!
Un besote.
Jajajajaja!! Olé ahí esa auro!! 😀
Me encanta que esa radio parezca tener vida propia y escoja la melodía adecuada a cada momento. Una historia redonda.
¡Enhorabuena!
¡Muy bueno, Raúl! Me encanta la banda sonora de tu protagonista. Un relato original que me ha arrancado una sonrisa. Mucha suerte.
¡Qué buena idea la de esa radio encantada, Raúl, mitad oráculo, mitad altavoz de los sentimientos de la madre protagonista!
Saludos cordiales
Buen relato y además divertido. Así que doblete.
Felicidades
Te ha quedado para ponerse a bailar.
Saludos