2. Naturaleza de una artista (María José Viz)
Decían de ella que era el arte personificado. Sabía cómo caminar con elegancia (siempre erguida y contoneando levemente las caderas), sonreía sin enseñar completamente su dentadura, con una contención muy estudiada. De su madre heredó el arte de la costura y llegó a superar a su maestra con creces, puesto que no solo cosía como ella, sino que, incluso, diseñaba modelos con originalidad y destreza. Por si fuera poco, tenía interiorizadas combinaciones de colores y formas que aplicaba en la elaboración de conjuntos florales vistosos. Sabemos que, últimamente, escribía poemas de bella factura.
Perfecta era una artista en todo, hasta en calcular fríamente la colocación de las puñaladas que se vio obligada a asestar en la espalda de Eugenio, su última víctima. Un zigzag ejecutado con maestría, que asombra al forense.
Nos presentas en tu texto a una especie de artista total. Aparenta ser diestra en diferentes disciplinas. Aunque en tu relato nos la presentas como a una persona con un cierto atractivo, esperemos que consiga salirse de ese camino zigzagueante que parece no tener vuelta atrás, a pesar de lo que pueda dictarle su ansia de perfección. Enhorabuena y suerte. Saludos, María José.
Jesús, tú sabes que hay datos de mi familia en este relato, aunque juro por Dios que no tenemos ningún asesino, jajaja. Las cualidades positivas que desgrano están patentes en distintas personas allegadas a mí y me ha encantado poder rendirles un «homenaje», un tanto especial, a través de mi invención.
Gracias por tus buenos deseos. Besos.
Hola, María José, queridísima María José.
Vaya, vaya con el relato que te has inventado esta vez. Empieza por encantarme el título que da pie a la historia que cuentas y nos introduce en ella. El nombre es perfecto para una artista que no se priva a la hora de ejercer sus artes más diversas, presuntamente inocentes, en especial la costura; de modo que cose a puñaladas a su última víctima esta asesina en serie; eso sí, le cose a puñaladas con tal arte que asombra al forense, como nos asombras tú a todos con este texto todo fluidez y con un final tan inesperado e impactante. Así que la naturaleza final de esta perfecta era la de asesina. Dicen que los buenos artistas tienen que experimentarlo todo. Pon tus manos a buen recaudo por si acaso porque artista lo eres un rato largo. No me queda otra que darte mi más supina enhorabuena por unos renglones que piden a gritos otra lectura y relecturas nuevas. Un texto en el que brilla la congruencia: todo viene a cuento, no sobra ni falta nada. Trazos hacia la perfección, la perfección total, el todo en armonía con las partes. Un beso casi ya de otoño. Un beso cariñoso en extremo.
Ay, Eduardo, voy a tener que reñirte por regalarme tantos piropos, no veas lo que tardo en dejar de estar colorada, jajaja. No estoy acostumbrada, pero, por supuesto, agradezco el gran cariño que sientes por mí. Sabes que es un sentimiento mutuo.
A mí me encanta tu micro, pero eso ya te lo dije en tu entrada. Te deseo muchísima suerte y que se reconozca tu valía, en todos los ámbitos.
Besos y abrazos.
Hola María. Mereces todos los halagos que el gran Martín Zurita ha plasmado en su comentario, los suscribo uno por uno.
Decía Benedetti: «la perfección es una nutrida colección de errores», pues has debido cometer muchísimos antes de escribir así.
Recibe con mis felicitaciones este cariñoso saludo. Suerte.
¡Vaya!, acabo de «reñir» a Eduardo, y ahora tengo que hacerlo contigo, Ángel… Sois todos unos exageraos, jajaja. Hoy voy a dormir sintiéndome una reina, con corona y todo, por supuesto. gracias a vuestro cariño.
Unn fuerte abrazo y suerte para ti, también.
María José
Una artista tremenda… ¡De temer, literalmente! Dicen que la perfección no existe, así que esta señorita debe de ser la excepción que confirma la regla si tanto asombra al forense… Creo que ni él, ni la víctima, ni nadie de los que te leemos la vimos venir…
Me gustó más que mucho, MARÍA JOSÉ.
Cariños,
Mariángeles
Vaya, me alegro de que no hayas visto venir a mi Perfecta, Mariángeles, jajaja. Es que tantas «cualidades» juntas son dificiles de creer. Quizás la más sorprendente es que escribía versos… Fuera bromas, muchísimas gracias por tu comentario.
Un abrazo fuerte.
Me pregunto qué hizo Eugenio para merecer un bordado en su espalda. Pero salvo eso, «mamá, yo quiero ser artista», pero una artista como la tuya. Y llegado el caso…
Un abrazo, María José
Pues yo no sé, Margarita. Eso de ser tan «artista» debe ser agotador. Y el tal Eugenio estoy segura de que es de «traca», aunque nadie debería ser merecedor de un bordado tan excelente en su espalda…
Otro abrazo fuerte, para ti.
María José, nos dejas un asesinato, como quien no quiere la cosa, para que lo resolvamos a nuestro gusto. Buena idea. Suerte y saludos
Jajaja, Calamanda, efectivamente, os dejo el trabajo a vosotros, los lectores. Como dije en una charla sobre microliteratura (la puedes ver en Youtube, si te apetece), titulada: Aproximación a la microliteratura actual, en la que intervinimos Jesús Garabato y yo, además de cinco autores más, pues como te digo, una característica propia del microrrelato es dejar final abierto y sorpresivo, para que el lector «activo» supla todo aquello que no se cuenta. (Ya ves que intento aplicarme la teoría…).
Un abrazo.
María José, te escribo desde el móvil, así que ruego disculpes si ves alguna errata o no me extiendo en mi pequeño análisis todo lo que quisiera.
Presentas un personaje que hace del estilo y la forma su carta de presentación y una condición primigenia de su existencia. A ello se une el pulso creativo de la poesía y la creatividad que, si es de rigor, conlleva. Todo ello, ese buen hacer en las formas, no es incompatible con un proceder de dudoda ética, ya que tu protagonista no duda en cruzar el límite y terminar con una vida, eso sí, sin perder su impronta y su buen hacer en las formas.
Un relato que, como tu personaje, presentas de forma impecable y al que no le falta, además, buen fondo.
Un abrazo grande, María José. Suerte
Querido amigo Ángel, aunque te lo he dicho en otro lugar, no quiero dejar de repetirlo aquí: me admira tu gran generosidad siempre, pero más cuando, en el disfrute de tus vacaciones en un país lejano, tomas tu móvil para dejarme otro de tus maravillosos comentarios. No me queda más remedio que utilizar una frase que hemos aplicado al Gran Jams y que es perfecta para ti, también: ¡CÓMO NO TE VAMOS A QUERER!
¡Pásalo en grande, te lo mereces!
Un enorme abrazo.
Me imaginaba los textos de los compañeros abordando el tema de esta convocatoria por senderos más habituales y puritanos, y me encuentro de primeras con tu relato, que, como el mío, lo afrontas con afilados pinceles, ja, ja, ja. Un micro que nos adentra en un personaje que transforma su vida en el arte de la excelencia para todo lo que realiza, desde los actos más superficiales hasta los más truculentos. Enigmático que Eugenio sea su última víctima, pues con la vocación que tiene la protagonista me temo que los forenses tendrán que estudiar Anatomía del Arte. Buenísimo relato, María José. Abrazos y suerte.
Muchas gracias, Salvador. Desde luego, los dos hemos coincidido en tener «malos instintos», jajaja.
Abrazos y suerte también para ti.
¡Hola, María José! Esto sí que es sorprender; me has dejado literalmente anonadada con ese giro entre los giros al final. Desde luego, Perfecta era perfectísima. Para lo bueno y para lo malo… La historia de una elegante y polifacética asesina… ¿en serie? Escalofríos me dan de pensar en ese zigzag.
Me ha gustado mucho, lleva el inconfundible sello de tu gran capacidad de inventiva. Muy bueno. He disfrutado todo lo que te digo y más de su lectura. Aluvión de besitosssss….
Muy amable eres, María José, con tus halagos. Me encanta que hayas disfrutado pues es el objetivo de cualquier escritor (o aprendiz de ello).
Una tormenta de besos.
Y es que hay artistas que o dan puntada sin hilo y su perfección es tal, que si no son originales y lo dejan todo perfilado, no son felices.
Suerte.
Besicos muchos.
Sí, hay artistas en todo lo que se proponen y esos son los que dan miedito, cuando se decantan por el lado oscuro de la vida…
Muchas gracias por pasarte, Nani.
Un gran abrazo.
Demasiado fría, una mantis religiosa.
Peligrosísima. ¿Quién la cazará?
Sorprendente final. Suerte
Gracias, Luisa, por tu esquemático comentario. Me encanta.
Un abrazo muy fuerte.
Vaya, qué giro final le has dado a la historia… convertir en una asesina a tu modista, una modista que lo cose «todo».
Suerte y un abrazo.
Muchas gracias, Rosy, por pasarte a comentar. Me alegra saber que te he sorprendido, jajaja.
Besos.
No podía ser tan perfecta…pero no lo he sospechado ni por un momento, pensé que componías la semblanza de un ángel sensible y me hallé con una calculadora y fría asesina, aunque tan artista que no se le puede hacer reproche alguno. Como dice el refrán…genio y figura.
Un abrazo, Mª José.
Jajajaja (me estoy riendo de forma maléfica, pero no soy capaz de representarla…). La perfección no existe, pero tienes que coincidir conmigo, Manuel, en que mi protagonista va por buen camino (¿o mal camino?).
Gracias por dejar tu comentario, amigo.
Un fuerte abrazo.
Ay, esos artistas tan perfeccionistas… en todo!!! La perfección no puede ser buena para el cerebro.
Claro ejemplo es esta artista tuya (que por cierto, me recuerda un poco a la mía, jeje).
Esperaba que tu protagonista se saliera de ese camino de perfección, pero me ha sorprendido hasta dónde ha llegado: asesina en serie. ¡Muy buen desenlace!
Felicidades, Maria José.
Mucha suerte.
Gracias, Amparo, por comentar. Estoy deseosa de descubrir las perfecciones de tu protagonista (ahora me paso).
Un fuerte abrazo.
El arte de «colocar bien las puñaladas» no debe ser fácil no, pero tu protagonista hace honor a su nombre, eso sí, en versión negra, jaja. Irónico e ingenioso texto, con sorpresa final incluida.
Un placer leerte, María José. Un abrazo.
Muchas gracias, Manoli, por tan bonito comentario. Ahora me paso a leer el tuyo.
Un fuerte abrazo.
No se me ocurre mejor frase para comenzar este relato, María José. Cuando alguien lleva algo tan intenso dentro acaba proyectándolo en todo aquello que haga, incluso si se ve «obligado» a hacer cosas como esa obra que remata tu historia.
Enhorabuena y un abrazo.
Muchas gracias, Enrique. Yo soy de la opinión de que, en un tanto por ciento muy elevado, el artista «nace», no se «hace». Uno puede adquirir técnicas y conocimientos, por supuesto, pero hay una capacidad innata en el artista que proviene de sus genes. Eso es lo que pienso, en líneas generales.
Un fortísimo abrazo.
Genio y figura… es lo primero que me ha venido a la mente al conocer a tu personaje. Me ha gustado mucho que, aunque cultive otros artes, sea la aguja el que la define, pues es una de esas disciplinas en las que no se suele pensar cuando se habla de arte y artistas. El retrato de la protagonista me parece de una sutileza calculada, para luego dar el golpe de gracia con esa otra obra de arte, el bordado a la espalda del que presumo sería su marido (o amante). En su descargo habría que decir que probablemente él no la comprendía ni como mujer ni como artista (jejeje)
Felicidades y suerte
Muchas gracias por tu amable comentario, Anna. No te imaginas lo feliz que me hace que te haya gustado cómo reflejé la «maestría» de mi protagonista, jaja.
Un fortísimo abrazo.
María José
Menuda artista de la aguja la tuya, pero también del «corte». María José, desde luego has sabido sorprendernos con un final tan inesperado. Pero por lo que pueda pasar, es mejor estar alejada de tu maestra. Enhorabuena, una vez más por tu sorprendente micro. Un beso. Gloria ?
Muchas gracias, Gloria, por tu comentario. Me alegro de haber logrado sorprenderte. Siempre es un reto difícil y, cuando efectivamente se consigue, da una intensa satisfacción.
Te envío un enorme abrazo desde esta Nuestra Galicia.