20. No se admiten devoluciones
Y llegó a la aldea una anciana poseedora de elixires mágicos, así que las tres bellas hermanas juntaron sus ahorros y fueron en búsqueda de pócimas para propiciar el amor. A la primera se le dio un líquido ambarino que ingirió allí mismo, y tras hacerlo, terribles retortijones sacudieron su cuerpo haciéndole expulsar aquel brebaje. Rápidamente sus hermanas acudieron en su ayuda y calmaron su malestar con compresas frías y agua fresca. La segunda de las chicas tomó uno de textura más amable y, sin embargo, una vez lo hubo tragado, una tristeza infinita se apoderó de su alma y, desdichada y quejosa, se dejó consolar por las otras hasta que aquella negrura se fue. La tercera tomó su poción no sin cierto recelo, mas según caía el líquido por su garganta, feos cardenales marcaron su cuerpo llenándola de dolor. Sus queridas hermanas curaron esas heridas con ungüentos y con besos. Fueron entonces prestas a pedir explicaciones a la vieja por tan fraudulenta venta y ésta, sesuda, práctica y con dedo aleccionador les indicó que lo que ellas habían venido buscando era el amor verdadero. Y que eso hallaron. Y que eso mismo les trasfirió.
Nadie puede negar que no les dio lo que pidieron, aunque para ser verdad, si queremos ser exactos, habría que decir que les abrió los ojos para que valorasen lo que ya tenían: el amor incondicional entre hermanas. Ellas no especificaron de qué naturaleza tenía que ser. No tienen derecho a devolución, otra cosa es que les deje volver a pedir, porque seguro que, tras la experiencia, ya serían más específicas.
Un saludo y suerte, Susana
Muchas gracias, Ángel. Un fuerte abrazo!!
Una buena lección sí les dio, desde luego. El amor verdadero ya lo tenían en las personas de sus hermanas. buen relato, a imagen de las antiguas rondallas con moraleja incluida.
Suerte y abrazo Susana.
Muchas gracias, Anna. Me gusta mucho eso de las antiguas rondallas!!