116. Nosotros bien, a Dios gracias (Pablo Núñez) (Fuera de concurso)
Después de unos años, al fin nos hemos acomodado en este país. Desde que dejamos apartados los sentimientos, todo ha sido más fácil. A veces nos miran con recelo, pero ya estamos acostumbrados; lo mismo hacían en el pueblo cuando su hija Margarita se quedó preñada antes de la boda y poco nos importaba. Por cierto, que al niño lo verá pronto: no aguantó este clima y se lo hemos enviado.
Nos hemos enterado de que al final se perdió la guerra. Aquí llegaron noticias confusas, pero el Padre Genaro nos escribió y, además de contarnos lo suyo, nos lo confirmó. Lo que no nos ha quedado claro es quién la ganó; si es que alguna vez las gana alguien.
Paquito lleva en el bolsillo derecho del pantalón, junto a esta carta, el dinero que nos pide el cura para que no acabéis en la fosa común. Esperamos que sea suficiente y os metan en un nicho acogedor. Sentimos que no pueda ser la tumba que deseaba con su lápida de mármol, pero no contábamos con los gastos que nos iba a suponer el traslado de su nieto, aunque seguro que le compensa su compañía. Cuídese. Cuídelo.
Hola, Pablo.
Una carta en la que se compendian muchas cosas subsumidas en una: la guerra, que no la gana nadie, ni los que se fueron porque, de una manera u otra, al fin padecen las consecuencias. La guerra es la negación máxima de lo que de humano tenga el que se denomina así. la guerra es la locura, de unos y de otros. La continuación más admisible de la guerra, la única a mi entender, es que no se repita, que no hubiera ninguna. Que ese genial loco que es el hombre se vuelva cuerdo o poeta. Que nos miremos como muy semejantes, porque lo somos. Fuera, y para siempre, ese monstruo grande que pisa fuerte y mancilla la pobre inocencia de la gente. Y, sobre todo, que no nos hagan la guerra las minorías, los locos, unos y otros. En una guerra no hay ningún inocente, salvo, para mí, el que se resiste a hacerla. vengo de la generación de los hippies. De los de la isla de la paz. De esos emigrantes de pelo largo (una luz en la oscuridad) que, con el equipaje de su amor, querían escapar de los malotes. Un texto breve que mueve enormemente a la reflexión. Felicidad suma y un abrazo.
«Desde que dejamos apartados los sentimientos todo ha sido más fácil», una frase terrible, que encierra muchas, muchas cosas: una guerra constante encubierta en un país que nunca les acogerá del todo; un mundo arrasado que ha quedado atrás; la sensación de no pertenecer a ningún sitio; la muerte, tanto la real como otra más sutil, en vida.
Con concurso o sin él, gracias por compartir tus letras, Pablo, a mí siempre me sorprenden, aunque, al mismo tiempo, no me sorprende que me sorprendan, parece complejo y seguramente lo sea, pero es así.
Feliz 2017, amigo. Un abrazo enorme