NOV105. CON UN OSO NO SE JUEGA, de Félix Vicente
Los juguetes no pueden elegir dueño. Ese es su verdadero trauma y auténtica desdicha. Esperan ansiosos en sus cajas de plástico, moviendo apenas los ojos para no ser descubiertos, rezando en silencio por su destino incierto. El oso Fred llevaba una vida tranquila y apacible allá en los estantes superiores. Salía por las noches con su colega Spiderman, un muñeco de trapo al que la falta de su ojo izquierdo le había salvado de las garras infantiles. Desde ahí podía ver a sus colegas tirados, manoseados y luego despreciados, abandonados de cualquier manera en las cajas abiertas. El día que lo depositaron al alcance de aquellas manos párvulas y caprichosas se preparó. La estrategia ya estaba diseñada de antemano.
La niña que lo espachurró entre promesas de amor eterno y vestuario imposible no ha olvidado las palabras susurradas de Fred ni sus ojos como fuego disuadiéndola de aquello.
Parece un cuento infantil, pero no lo es, pues tiene un inquietante mensaje.
Aunque parece un relato infantil, no lo es: tiene un inquietante mensaje.
Perdón, me salen dobles los comentarios.
¿Será el osito?
No te preocupes Carmen. Dice Fred que mientras solo sean mensajes duplicados no te pasará nada. No, en serio, gracias por leer el relato y por tu triple aportación.
Saludos
Vaya con el Freddy Bear éste, echa por tierra la imagen de peluche amoroso, tierno y achuchable. No sé por qué me lo he imaginado con gafas de sol de espejo y con un dedo en los labios-fauces estilo tío del Martini.
La imagen de los juguetes con vida propia siempre es inquietante, y aquí la inquietud se ve reforzada por el misterioso mensaje que Fred susurra a la niña y que se presagia bastante fuerte. Enhorabuena, Félix.
Muchas gracias, Ana. La verdad es que siempre me gustó la idea del juguete con vida propia. Tienen algo de terrórifico y en el caso de este Fred todavía más.
Un saludo
Si señor. Aplaudo la elección del tema, la original visión de los juguetes de los grandes almacenes y el no menos valido uso del lenguaje. Lo cierto es que estando los anteriores relatos muy bien, este me ha gustado incluso más (si cabe).
Una perta miamense, dende os madriles sureños.
Gracias galleguiño. Se agradece mucho tan positivo comentario ya que además coincido contigo en que este relato me gusta bastante. He podido y debido mejorar alguno de los anteriores pero así intento ir elevando un poco el nivel.
Anrazo enorme desde la lejanía.
Un relato bonito, que dice más a la segunda lectura.
Un abrazo.
Muchas gracias Nicoleta. Me alegro de que te gustase y de eso que dices de las segundas lecturas. Pasa con algunos relatos: yo también tuve la sensación de verlo mejorado tras releerlo.
Un saludo
Muchas gracias Ana. Me alegro de que te haya gustado.
Un saludo
El osito Fred, con su estar tranquilo y apacible, renuncia a vivir, amar, ser amado, jugar, disfrutar, ser importante (al menos por una breve eternidad) porque su miedo a sufrir es mayor y lo hace renunciar a cuanta posibilidad se le presente, prefiere quedarse solitario e inmóvil en el estante.
A veces (nosotros) por temor a sufrir, nos abstenemos de vivir, y no por mucho cuidar la vida esta no dejará de terminarse algún día. ¿Quién no fue alguna vez en la vida juguete de amor? Bien vale saborear la felicidad aunque no sea eterna. Al fin y al cabo, la muerte llegará para todos, pero solo puede quitarnos la vida, más nunca lo vivido.
Me gustó mucho tu obra.
¡Saludos!
Muchas gracias Juan Carlos. Coincido contigo: más vale vivir que no hacerlo. Como suele decirse, jugar aunque solo sea una mano que pasarse la existencia viendo como otros juegan.
Fred teme perder y eso tal vez lo paraliza.
Un saludo
me gusto muchísimo la interpretación de Juan Carlos…
le da mucho mas valor al relato de Felix que de por si mismo estaba ya bien llevado…
Totalmente de acuerdo Kistila.
Gracias por lo que me toca. Me alegra que te pareciese un relato bien llevado.
Un saludo
A veces, no importa perder. Porque además nunca se pierde, siempre se aprende. Lo difícil es llevar el engaño. Que se sea victima de una estafa, de un juego, de una mera diversión, de una apuesta y que vuelvan a pisotear todos tus sentimientos una y otra vez, y por varias personas, ya sin venir a cuento. Ahí podemos englobar también todos los engaños en la red.
Esa situación la refleja muy bien una película titulada «Calle Mayor». Trata de una mujer que vive en una ciudad de provincias donde las mujeres emplean su tiempo libre al cotilleo. Y un grupo de hombres a la bravuconería. Hacen una apuesta engatusar a una joven soltera que «se le está pasando el arroz». Esta joven pone toda la ilusión en el joven que la empieza a cortejar y le cuenta todos sus sueños. El va viendo que no se lo merece pero no tiene los arrestos suficientes para confesarle la verdad. Lo hace un amigo del joven, que es más sensato y considera que le han hecho una canallada. Le recomienda marcharse de esa ciudad e ir a la capital y buscar otro tipo de vida, menos asfixiante que la de la pequeña ciudad, pero ella no se atreve. Y la dejan completamente hundida.
No la he visto pero me la apunto. A veces no se trata de ganar ni perder, sino del miedo a vivir. Fred rechaza el trato a que se ven sometidos muchos juguetes y él prefiere no pasar por eso aunque pierda algo al pensar así.
Un saludo
Es una película de hace muchos años. Rodada en blanco y negro. Describe muy bien la vida de la gente en esa pequeña ciudad, la sordidez de sus habitantes, la vida asfixiante y con pocos horizontes que impera. Los convencionalismos rancios y cutres. La pobreza de las almas que solo se alimentan de envidias y pequeñas ruindades. Esta mujer tiene ideas, proyectos, quiere amar y ser amada pero los años van pasando y sabe que se quedará sola por dentro y por fuera, porque ella no se siente parte integrada de ese mundo, solo sobrevive como puede. Y cuando trata de vivir tras el espejismo de ese amor que se le ofrece, está llena de planes, su vida se llena de ilusión. Cuando el otro joven sensato, justo y recto le cuenta lo que realmente está ocurriendo, ella ya no tiene arrestos para alejarse de la ciudad subiendo al tren y marchándose, se supone que se quedará sin ningún futuro de ningún tipo. Salvo que se vuelva como todos los demás y se convierta en una cínica.
Muy original, menuda imaginación. Un placer
Muy original!! como va cambiando la historia a medida que avanza para culminar en ese final tan de terror. Me recuerda un poco a la pelicula de ToyStory3 donde el entrañable osito eta el malo. Los comentarios anteriores tambien estupendos. Y sí, los juguetes tienen cierto halo de terror, sí.
Gracias de nuevo. No había pensado en el poder sino más bien en el juego de palabras: con ciertos osos no se juega ( los de verdad, obviamente) y Fred conserva algo de la fiereza de su raza.
Un saludo