NOV109. ESPERANDO A LOS BOMBEROS, de Leticia Oliva
Miro con angustia como crece inclemente, potente, derribando a su paso la autoestima, consumiendo como el fuego las dignidades, esta crisis que no parece tocar fondo.
Miró con impotencia los ojos de mi padre, él que fuera hombre fuerte se quiebra ahora y deja escapar lagrimas, está frustrado… lo sé, a él no le gusta no trabajar; a sus 50 años nunca había faltado un día y ahora que ya lleva un año sin nada ya no contiene la ira, no lo culpo por los golpes, yo sé que papá no es malo, es su autoestima destruida.
Mi madre le riñe como si fuera su culpa, también la comprendo a ella, hace tiempo que la olla no se llena más que de lágrimas, discusiones y gritos.
Suspiro triste porque no habrá clases, así se cierra ese refugio donde entre letras y números soy libre de las inclemencias de la realidad.
Revuelvo mi té mirando a la ventana, a lo lejos el humo de las protestas anuncia que el incendio de la disconformidad sigue consumiendo vidas, familias, y veo que la moral ya no es más que cenizas, es una lástima que este incendio no lo apaguen los bomberos.
Leticia, estremecedora realidad. Suerte.
gracias 🙁
Muy dura realidad, pero muy bien expresada.
Un abrazo y mucha suerte.
Fuerte el relato, me ha gustado mucho. Suerte! Besos, Zoe.
Muchas gracias por leerlo y mas por comentar.
un besote.
Terrible realidad, un saludo
muchas gracias por sus comentarios…
¡Cuánta razón tienes, Leticia! La crisis destruyó la dignidad humana, la confianza, las esperanzas. Y eso ocurrió en muchos países europeos, en el mío también. Espero que vendrán tiempos mejores…
Un abrazo.
Siempre que llovió … paró decimos por acá… esperemos que esta situación cambie, porque ciertamente hace estragos con las autoestimas… y se expande por el mundo con un incendio sin fin…
gracias por comentar.