NOV125. ABRAPALABRA, de Luis Miguel Moreno Rodríguez
Estaba sin trabajo. Aburrido, encendió su ordenador, vio un anuncio de creación de páginas Web. Al cabo de una hora, tenía su propia empresa: Abrapalabra. Envió invitaciones para darla a conocer a sus contactos, que eran muchos.
Ofrecía palabras personalizadas, nuevas y de uso exclusivo para cada persona. Pronto sus amigos y familiares querían tener una. Y el efecto mariposa hizo el resto. Lo que empezó como un juego se extendió. Puso tarifas y todos pagaban por ello.
Al cabo de un mes hizo un torpe y sencillo balance, a un lado las palabras inventadas, y a otro las cantidades recibidas. Tuvo que recostarse en su silla, porque la cifra le mareaba.
Le llamaron para una entrevista de televisión. Fenómeno empresarial, decían que era. Su fama traspasó fronteras. Y con el éxito, y el dinero llegó también el poder. Cotizaba en bolsa. Le requerían gobiernos, y coronas. La Santa Sede, la NASA, las Naciones Unidas, grandes y pequeñas ONGs. Los chinos, los talibanes, cierto Monge del Tibet.
Un día paseando convenientemente disfrazado para no ser reconocido, vio su reflejo en un charco del parque. Quedó mudo y con la mente en blanco, y a él ¿qué palabra le correspondía?
Divertida empresa, a mi también me gustaría tener una palabra propia.
Felicidades por tu relato.
Saludos
Hola Asun, gracias por leer y comentar, es una empresa imaginaria pero quien sabe si tendría futuro.
Saludos
Es como vender aire, eso de inventar palabras. Pero si funciona tiene un rendimiento muy alto pues la materia prima es prácticamente gratis e inagotable. Buen negocio y buen relato. Suerte.
Anna si lo piensas bien siguiendo tu razonamiento, los escritores vende aire también, ya que crean historias y la materia prima son también las palabras.
Y en tiempos de crisis hay que aguzar el ingenio para los negocios.
Muchas gracias por la lectura y tu comentario, en realidad es el segundo mes que he participado.
Saludos
Buena idea, bien desarrollada, y me quedo con ese final, que puede leerse según cada cual.Quizás uno se implica tanto en los demás o en asuntos ajenos que se olvide de él mismo, de quien es y pierda su identidad. Quizás que es peligroso ser otros y no ser uno. En fin, te felicito , como mínimo por hacer reflexionar.Abrazo.
Gracias Antonia, tu lectura es muy buena, pues en la última frase he querido expresar justo eso, que el protagonista sabía definir a los demás en una sola palabra y no tenía palabra para sí mismo, no se conocía.
Por otro lado como digo anteriormente es el segundo mes que participo, y considero un éxito vuestras lecturas y comentarios.
Un abrazo.
Gracias Ana, es el segundo mes que participo, pero he leído muchos de los relatos durante todos los meses, de la mano de una participante asidua.
Como dices las nuevas tecnologías y este mundo global, traen de la mano que gente sin ningún propósito triunfe, y otros que realmente lo merecen queden en la sombra.
Agradezco mucho tus comentarios y tu interés.
Un abrazo
Mago. ¿No? Si ha creado ABRAPALABRA, es que él es un mago…
Me ha gustado el relato, Luís Miguel, y no creo que tu personaje hay creado nada malo, otra cosa es que su reflejo no le guste … 😉
Un saludo!
Hola Miguel Ángel, lo que ocurrió es que creó esa empresa como un juego, y no imaginaba el alcance que tendría. Por eso no sabe definirse a sí mismo.
Un saludo.
Luis Miguel, tu personaje es todo un emprendedor, plasmó su imaginación, en toda una aventura, consiguiendo el éxito inventando palabras para otros. Otra cosa es como él se siente. Cabe pensar que es feliz por lo conseguido o por otro lado desconocerse así mismo por el cambio que en él haya provocado el triunfo, en cualquier caso supongo que llegará a encontrar la palabra adecuada.
Me ha gustado mucho.
Te mando un saludo y te deseo mucha suerte.
María Elena
Así es el personaje se ve un poco superado por su éxito.
Gracias por tu lectura y por la suerte, pero hay mucho nivel aquí.
Saludos.
Me gusta la velocidad sin pausa que imprimes al relato y la reflexión que propones al final, casi como si tu personaje volviese a empezar de cero otra vez.
Suerte.
Rafa no había visto tu comentario, y me parece de buena educación hacerlo.
Gracias por la lectura y esa impresión al leer mi relato.
Saludos