NOV132. LA BESTIA, de Karina De Paolo
Se acostó. Ésta noche había dejado atrás el miedo a que la puerta de su habitación se abriera. Se acurrucó y esperó, sabía que tarde o temprano la bestia aparecería.
Al poco tiempo percibió la luz que entraba por la puerta que se abría, el olor a alcohol, el cuerpo enorme que se acostaba junta a ella, las manos que la maltrataban. Cerró los ojos y se dejo llevar por los pensamientos de lo que vendría. Tal como esperaba, la bestia terminó con su acto y se durmió profundamente.
Lentamente se levantó, sin hacer el más mínimo ruido. Se vistió y separó el bolso con ropa y algo de dinero que había preparado temprano. Tomó la lata de querosén que había robado del depósito de su casa y roció rápidamente la cama. Encendió la cerilla y la echó sobre las sábanas húmedas. Se quedó el tiempo suficiente para observar como el fuego carcomía a esa bestia en la que se había convertido su padrastro y que desesperada gritaba por su vida. Después cerró la puerta y echó a correr buscando un destino que la llevara lejos, muy lejos de todas esas pesadillas que había padecido durante tantos años.
Tremendo Sindel. En los últimos tiempos veo con interés que no te tiembla el pulso a la hora de escribir relatos con una fuerte carga emocional y social.
Magnífico y duro relato.
Un abrazo
Hola José!!! La verdad es que me están viniendo cosas así a la hora de escribit sobre todo cuando tengo un disparador como en este caso que hay tres palabras que enlazar.
Muchas gracias por tu comentario!!! Y por estar presente!!!
Un abrazo.
Realmente un relato que es un pedazo de la vida que se repite constantemente, llevado con la delicadeza que requiere el tema,pero sin dejar de mostrar un final, en donde el alma de la protagonista esta destrozada, como simepre me asombras, felicitaciones.
Realmente un relato que es un pedazo de la vida que se repite constantemente, llevado con la delicadeza que requiere el tema,pero sin dejar de mostrar un final, en donde el alma de la protagonista esta destrozada, como simepre me asombras, felicitaciones
Muchas gracias!!! En pocas palabras una realidad social, eso quise mostrar.
Un abrazo enorme.
Quemar, matar es un crimen, no se debe hacer… Entonces ¿por qué nos alegramos que la bestia termine así?
Un relato duro, Karina, donde el fuego funciona como elemento justiciero.
Muy bien contado.
Un abrazo.
Amparo Martínez A.
Hola Petra, a veces tenemos esa dicotomía de alegrarnos de cosas que quizás no estén bien. En este caso el fuego limpia todas esas bestialidades que no encontraron otra justicia.
Muchas gracias por tus palabras.
Un abrazo.
Seguro que ardería bien rápido si venía cargado de alcohol. Tengo un micro que titulé en su día «La bestia», es que hay mucho bestia por ahí. En el mío fui benévola y la niña escapó de sus garras. Buen relato, quizá la última frase, desde pesadillas, no sea necesaria.
Un abrazo.
Hola Susana, es cierto hay bestias de todo tipo y en todos lados. Ahora que lo releo quizás tengas razón y esa frase esté de más, pero ya lo presenté así, para la próxima lo voy a tener en cuenta.
Un abrazo.
Por desgracia seguro que aún se dan situaciones como la que narras en tu micro, Sindel.
Es un texto duro, impactante pero que engancha y te hace ponerte del lado de la muchacha. Qué pena, tenía que haberlo incendiado mucho antes.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Muchas gracias Mos por tu comentario y por leerme.
Es verdad que en estos casos se dejan de lado algunas cosas y uno se inclina por la justicia que hace la víctima. En mi país la otra justicia no funciona para estos delitos.
Un abrazo enorme.