NOV134. NICENADA, de Jesús Bueno Rodríguez-Brusco (IGNACIO URTIAGA)
Angelito garabatea fantasías en pleno examen de Matemáticas.
Doña Marga duda: plástico, madera o metal. Alineadas junto al borde de la mesa, las tres reglas. Engancha la de madera y atraviesa el aula sin tocar el suelo, como los fantasmas del Comecocos.
Un segundo después está a la altura de Angelito empuñando el instrumento cual espada del medievo. Cuando dibuja la parábola en dirección a su cabeza, Angelito balbucea aterrorizado: “Nicenada”. Ante los atónitos pares de ojos que observan la escena, Angelito ya no está. Y la regla restalla contra la mesa.
La profesora mira contrariada su arma. Luego el asiento vacío y el papel emborronado de palmeras del alumno.
Tras un denso silencio, Molina, el enorme vacilón de la segunda fila, no puede contenerse, rompe en una carcajada. Un suspiro después, doña Marga levanta de nuevo su brazo… y lo baja tras oír: “Nicenada”. Molina también se ha esfumado.
A kilómetros de allí, en una modesta escuela junto a unas palmeras, María, la dulce docente de Primaria, observa intrigada cómo la pequeña clase se llena poco a poco de alumnos que aparecen de la nada. Sonríe y piensa para sí: “Por fin sé dónde buscar mi varita mágica”.
Es original, tiene un final muy simpático y mantiene la tensión desde el principio. Me gustó mucho el lenguaje. Suerte. Abrazo.
Un cuento maravilloso y mágico. Me gusta como lo dibujas y sobre todo ese «como los fantasmas del Comecocos.» jejeje
Un saludo! 😉
Precioso, realmente precioso.
Muy imaginativo, mágico, tierno, esperanzador. Me ha encantado. ¡Enhorabuena!
¡Qué relato más chulo! ¡Me encanta! Un saludo.
Jesús. Muy imaginativo, mágico, y bien contado. Suerte y saludos
Jesús, que relato tan original, me ha encantado. Un abrazo.