NOV139. DESACELERACIÓN ECONÓMICA, de Alvaro Varela Plaza
Había pasado la noche en vela meditando aquellas palabras, tratando de buscar la forma de engañarme a mí mismo, de conseguir que sonara menos… nefasto.
Ahora, el murmullo acalorado del hemiciclo corta la respiración y censura mis últimos intentos de improvisar la comparecencia.
Las luces del techo se antojan cegadoras, reflejadas en el atril de caoba. Todavía sigo sentado en el butacón azul del pasillo. Me pregunto si mi discurso arrancará los más sinceros aplausos o sumirá la sala en un estrepitoso abucheo.
Creo que me han llamado en varias ocasiones antes de que el ministro de mi derecha me saque del trance con un codazo nervioso.
Me levanto y bajo despacio los pocos escalones enmoquetados que me separan del centro. El micrófono está abierto, y mi respiración agitada retumba en los altavoces.
De repente, todo queda en silencio. Despego los labios y luego, aguardo un instante. ¿Existirá esta palabra?
Suspiro, y luego, entono en voz alta –Nos encontramos en una etapa de desaceleración económica…
Pues sí Alvaro, semejantes palabrejas son todo un invento. Buen relato, con buen ritmo narrativo. Me ha gustado.
Un saludo! 😉
Alvaro, coincido con Miguel Ángel, suerte y saludos
Son palabras con las que intentan adornar una situación terrible, que está dejando muchas vidas por el camino, pero a aquellos que las sufrimos nos da lo mismo los términos que elijan, pues la realidad se empeña en mostrarnos su cara más cruda. Suerte con tu micro.
Resulta irónico que por más empeño que pongan en destruir la cultura, cada vez florece con mayor fuerza, precisamente gracias a su incompetencia.
Muchas gracias
Alvaro, es un eufemismo para no decir que todo va de puta pena. Me ha gustado mucho. Un abrazo.