NOV157. O POR LAS MALAS, de Javier de Pedro Peinado
El día de su jubilación, decidió inventarse una palabra para regalársela a sus alumnos. No quería una palabra bella o sonora, sino algo que pudiera aceptarse en la rutina atropellada de las conversaciones del patio y que adquiriera allí mismo el significado que mejor le quedara. Después de darle muchas vueltas, encontró lo que buscaba: Torgo. Entusiasmado por su hallazgo, decidió liberarla en el recreo, junto al patio de los pequeños. Pero estos, aunque la repetían excitados al principio, la abandonaban en cuanto otra cosa reclamaba su atención. Tampoco los mayores se mostraron receptivos a su iniciativa; ni siquiera los otros profesores, que parecían pensar que la jubilación le llegaba muy a tiempo. Antes de irse, sintiéndose vencido y rechazado, colocó varios carteles con un texto que era un ladrido de rabia: ¡PUES PROHIBIDO TORGO!
Y entonces llegó el éxito. La palabra floreció. Algunos preguntaban su significado y otros aseguraban conocerlo y sonreían con suficiencia. Poco a poco fueron desapareciendo los primeros, ya que para evitar la marginación y la burla, casi todos decían conocer bien el vocablo y se manejaban entre sobreentendidos y miradas de complicidad. Cuando le contaban todo esto, el viejo profesor se limitaba a sonreír.
No haynada mejor que prohibir algo para que niños y mayores lo persigan.
Javier, en el arte pasa algo parecido. Me ha gustado. Un abrazo.
Javier, coincido con Carmen, bien contado y original. Suerte y saludos
No sé que me ha gustado más, si el relato o verte aparecer por aquí. Un abrazo y suerte.
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Muchas gracias a todos por leerlo y comentar. Especialmente a ti, Ana, me descubres sitios muy interesantes.