NOV34. HACIENDO GÁRGARAS A LA VIDA, de Ana Belén Rodríguez Piqueras
Cansada de engarrupiar su mente con la crónica divorcista de quien se niega a seguir sin continuar soñando, una tarde se prescribió echar el cerrojo ahorcando a sus ojos. La primera caída de párpados sonó estrepitosa, la segunda suave y acompasada.
Como cada tarde, el espectáculo simbiótico que aparecía en su mente le hacía sonreir. Sentía de nuevo como su marido rozaba con su mano las amargas horas de soledad que brizanaban con ella cada noche, como criaba con su voz espantando los augurios y marrupiana con su dentadura las nueces que recogían del campo, pero al segundo “crach” uno de sus hijos asustado la desterró a gritos de su sueño, sin entender que determinados éxtasis recetados, en su puntito de sal, le permiten ser feliz gorgogeando aún una vida con su fallecido marido. Tras la retirada de pastillas , se sumió de nuevo en su ipólita realidad.
Ajena a la realida, que triste. Me gusta, saludos.
Muchas gracias por tu comentario Salvador, sí la protagonista prefiere marrupianar nueces con su marido en su mente que sumirse en su «ipólita» realidad sin él. Un abrazo fuerte!
«De quien se niega a seguir sin continuar soñando»… Ana Belén, me gustó tu relato, es original.
Un saludo! 😉
Muchas gracias Miguel Ángel, aprecio mucho tu comentario. Un saludo