NOV35. ESPIRITUS, de Ana Fúster
Con lentitud casi reverencial inspira y sopla una vez más, la que piensa será la última. Los músculos, entumecidos, le hormiguean cuando comienza a descender sin apartar la vista del caos ocre, negro y rojizo que se va vertebrando conforme se aleja. En ese momento, la llama ya muy exigua de la lámpara se extingue. Él, con la seguridad que aporta la rutina, tantea el suelo en la oscuridad hasta encontrar una segunda lámpara, y tarda en prenderla un tiempo aún no mensurable. La luz devora la tiniebla, él alza la mirada y su grito tembloroso de asombro retumba entre las rugosas paredes. Sobrecogido por la repentina visión, intuye que ese día el espíritu del fuego se ha unido al del hacedor de imágenes que habita en su mano para entre ambos infundir el sueño de la vida a los bisontes que pueblan el techo de la cueva.
Preciso, sin fisuras,relato de gran narradora donde cada palabra cumple su función y lleva a ese final redondo y magistral. He disfrutado tu arte.
Abrazo.
Relato de gran narradora, donde cada palabra va llevando con precisión a desarrollar una historia que termina magistralmente. He disfrutado tu arte. Un abrazo y suerte.
Es un texto algo denso, de los que obligan al lector a emplearse a fondo. Y, sin embargo, no le sobra ningun adjetivo, las palabras estan bien medidas, en su sitio preciso. Merece la pena releerlo un par de veces, para captar aun mejor los matices y sentir como propia la intensidad de la caverna.
Enhorabuena, Ana, un gran trabajo!!!
Abrazos!!!
NACHO RUBIO
Hola Ana: coincido con Nacho en su apreciación sobre la densidad del relato. Te obliga a estar dentro, y eso hace que las palabras te envuelvan e introduzcan en tu maravillosa historia.
Mucha suerte.
Un abrazo.
Muchas gracias por tus comentarios, Ana. Qué curioso, hace unos días y sin ninguna relación con este relato alguien me estuvo hablando de esa película. Habrá que verla. Un abrazo.
Antonia, Nacho, Inés, muchas gracias por vuestros superlativos comentarios. Quizá sea un texto que demanda bastante del lector porque aunque se pueda intuir qué se está narrando no da muchas pistas ni queda totalmente claro hasta el final (creo). Me alegro de que a pesar de eso os haya gustado. Un abrazo.
«… y tarda en prenderla un tiempo aún no mensurable». Una frase para los anales de mi memoria. Me ha gustado mucho.
La frase y el relato. No era lo que me imaginaba al empezar a leerlo. Muy logrado. Si, señora.
Ana, una maravilla de relato, la historia y el cómo lo narras. Creo que el hacedor de palabras está en tus dedos.
Recuerdo que el relato del mes pasado del arquero también me impactó, de hecho conocía la historia de las estrellas y la pericia con el arco. Ayer estuve pensando sobre que escribir para el tema del mes, y la verdad es que lo primero que vino a mi mente fue, alucina, las lámparas de hueso de las cuevas cavernícolas. Lo desheché porque, en fin , por no hablar siempre de mis fetiches. Verás a mi las cuevas y los castillos me fascinan. Veraneo en Cantabria, lugar de España donde hay mayor concentración de cuevas. Hay una en concreto, la de Covalanas que recomiendo a todos que la conozcan, hay que pedir cita ya que entran 10/15 personas. Estuve hace unos poquitos años, me las recorro todas. El guía era un señor maravilloso que en mitad de la excursión apagaba las linternas y en la más profunda y sobrecogedora oscuridad encendía una lámpara de tuétano y su luz, de un blanco luminoso, hacía que las formas de las piedras y las pinturas realmente se viesen en relieves. Espíritus ciertamente. Maravilloso relato, mágico.
Yo también he tenido esa experiencia en una cueva de Francia. El guía nos mostró como a la luz de una lámpara en la oscuridad de la cueva, los animales parecían correr. Tu lo has narrado maravillosamente con ese grito de asombro del artista. Estupendo.
Paloma, María, yo también tuve la experiencia a la que aludís en la cueva de Lascaux (bueno, en la réplica, ojalá hubiese sido en la original)y fue realmente sobrecogedor y mágico. Me interesa la prehistoria, y siempre que he tenido ocasión he visitado cuevas, abrigos, círculos de piedra, túmulos, dólmenes, menhires… desde los más conocidos y espectaculares a los que están perdidos en un bosque, a las afueras de un pueblo o incluso integrados en un parque público (uno en un pueblo del norte de Escocia cuyo nombre no recuerdo), y aún me quedan muchos por ver. Son lugares inspiradores y fascinantes, y han dado lugar no sólo a este relato, sino a alguno más que tengo por ahí. Un abrazo y muchas gracias por vuestros comentarios.
me has hecho vivir una experiencia increible con tu preciso e inspirado relato, tienes el talento del eximio narrador que atrapa al lector- exitos-
Qué bonito Ana «el hacedor de imágenes que habita en su mano», es como si no pintara el, cree que su mano tiene vida propia. Me ha sorprendido. Precioso relato.
Mucha suerte.
Ana, cuando nos llevas a vivir la experiencia de ese momento de creación, estamos allí presentes. Suerte. Un saludo.
Realmente me creo la historia, la pre-historia quería decir. Desde las sensaciones de texturas, luces y colores en el interior de la cueva hasta la mentalidad pseudoanimista y mágica del hombre están descritos estupendamente.
Logras situarnos y allí me quedo, entre bisontes y venados, al calorcito de la hoguera.
Besos
Ana, se nota que has tenido la experiencia en la cueva, pero yo también y no sería capaz de contarlo.
Un beso
Me has llevado de la mano con un ritmo delicioso a esa cueva, Ana. Haces que avance con una lentitud muy conseguida, con las palabras precisas para ello.
Un abrazo.
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Teresita, Yashira, Calamanda, Jesús, Virgi, Epi, Susana, muchas gracias por dejar comentarios tan elogiosos. Sois el remedio perfecto después de un mal día en el trabajo 🙂 Un abrazo a todos y cada uno.
Despertaste en tu relato los tiempos inmemoriales, cuando el milagro del fuego prestó a los primeros hombres los momentos de respiro para pensar y soñar a la luz de sus chispas inspiradoras. Así nacieron los primeros artistas y sus mágicos dibujos rupestres. Lo contaste muy bién, Ana.
Un abrazo.
Ana, muy bien narrado con un final apoteósico. Enhorabuena, Sotirios.
Me ha gustado ese paseo por la prehistoria, de la mano de unas palabras escogidas con mimo para la ocasión.
Mucha suerte
Nicoleta, Sotirios, Paloma, muchas gracias por el tiempo que os habéis tomado en leer el relato y escribir comentarios tan positivos. Me siento mimada por todos vosotros, un abrazo.
Maravilloso y mágico, Ana. Narración de cinco estrellas, precisa y dinámica. Madre mía, cuando el protagonista da un grito y ve los bisontes en moviemiento yo casi grito también porque acabo de descubrir los bisontes corriendo. De verdad, un relato impresionante. Un beso.
Muchas gracias por tu amabilidad, Mª Carmen, me alegro de que lo hayas sentido así. Un beso también para tí.
De dos lecturas necesarias, la primera aporta la intriga que se resuelve al final. En la segunda se aprecia la belleza del relato. Me sorprende que sea el propio pintor el que se maraville de su obra, ahí reside quizás el embrujo de los espíritus que describes. Aplaudo cómo te has imaginado la historia. Venga, suerte.
Qué buen relato de pintores rupestres, Ana. Has sabido captar en el texto el misterio inherente al acto de crear y dotarlo de una atmósfera panteísta, todo ello muy bien contado.
Enhorabuena y espero volver a leerte pronto.
De candiles y tinieblas, Lazarillo es tu verbo…
Felicidades !!
Ximens, Ricardo, José Antonio, muchas gracias por vuestros comentarios, me alegro de que os haya gustado. Un saludo.
Ana, he tenido que leer dos veces tu relato para captar todos los matices que expresas en tan pocas palabras. Lo he disfrutado un montón. ¡Suerte!
Un beso,
Belén
Me alegro mucho de que te haya gustado, Belén. Gracias por pasarte a comentar y un beso.
Hola Ana vengo a visitarte porque te he leido en el espacio de Nacho y su jaguar y me has dado penita… lo explique en mi relato, venga, el templo de las almas perdidas está en China. Además mi chinito se llamaba Lae Pal Mao, ahora debería rebautizarle como Kitame Kakita.
Jajaja, María, muchas gracias por aclararme esta duda que me corroía el alma y no me dejaba dormir. Ahora en serio, gracias por tomarte la molestia. Hice una búsqueda en Google pero no la debí de hacer muy bien, porque fui incapaz de encontrarlo. Un abrazo a tí y otro a Lae Pal Mao (no le cambies el nombre, que Kitame Kakita suena a japonés).
Hola Ana, de nada mujer, imaginaba yo que lo habrías encontradio facilito, pero al ver en donde nacho que no, pues eso que te lo aclaro. Kitame Kakita si suena un poco japones, no es apropiado?, um vale acepto sugerencia que tal Met Xo Pis ¿? je je je te confesaré que a veces hago versiones de mis propios cuentos, y se me ocurrió darle nombre chino me salieron estas tonterías y me estoy haciendo otra versión humorística del tema…
Hace un año, más o menos, creo que escribí algo titulado como «El hacedor de calendarios». Hoy tu precioso texto me ha llevado hasta allí, de la mano de tu palabra «hacedor».
Me gusta la escena y también me recuerda a «En busca del fuego». Es muy bello, Ana. Suerte para el concurso, querida.
Un gran final. Felicidadades por ello y por la selección.
Abrazos.
Magnifico Ana. Y el hombre puso su huella en la cueva…
María Rojas
Ana, enhorabuena me alegro enormemente por tu elección, Sotirios.