NOV60. LA VIDA DE UNA PALABRA, de Marga González Acinas
Fui inventada por los árabes a eso debo la sonoridad misteriosa y profunda de mi acento, pero me trasladé a España allá por el siglo VIII.
A mi llegada me mezclé con otros términos de mil orígenes. Pero no me importó allí había sitio para todos ¡tantas cosas por nombrar! Así influida e influyendo me dirigí hacia el norte.
El siglo XII me sorprendió en Castilla y allí empezaron a balbucear una nueva lengua.
No voy a mentirles, yo no soy una palabra de rancio abolengo ¡Qué más quisiera yo!, soy , más bien, una palabra plebeya utilizada en los pueblos, entre los vecinos.
Y seguí cambiando; llegaron nuevos vocablos que definían cosas modernas y fui pasando de moda.
Sé que mi futuro el corto, sobreviviré mientras alguien recuerde lo que fui, cuando esos se vayan desapareceré con ellos. Por cierto, se me olvidaba; mi nombre el Aldaba.
Marga, interesante relato sobre las palabras con vida e historia que, a veces, pasan al olvido!
Un saludo!