NOV60. MIEDO, de Mercedes Solsona Guillén
Nuria con los lagrimales secos, la vergüenza embargada y la lengua muda, no ha conseguido nunca contar la verdad, verdad que lleva apilando en los bolsillos de su memoria con cadencia infinita.
En esta ocasión, Manuel se ha ensañado en la sinrazón de la fuerza y Nuria, rota una vez más, acude al hospital sola, allí, cursan una denuncia que ella, jamás confirmará…
Así se enteró su hermana y como el fuego corrió la noticia entre su gente; Manuel, sin control, propina necias palizas a Nuria de las que dejan marcas, también en el corazón.
En la soledad de las noches tranquilas, me reúno con un hidalgo de armadura tornasolada, fabulo contemplando como el viento enreda mis cabellos entre sus dedos, tornándose todo liviano y grácil a mis ojos. Viene de lejos galopando en una yegua blanca, es un caballero de pelo rubio como el trigo y catadura buena como el pan. Sé que un día me salvará del malvado dragón que habita mi casa, de ese bicéfalo animal que destruye todo lo que manosea. Sé que segará su existencia de cuajo como el fuego arrasa un rastrojo seco y abandonado. Sé que soy Nuria y él, es Diego
Excelente relato de cómo siente la mujer maltrada, sin grandes aspavientos, ni gran dolor, pero con rotundidad, serenidad y esperanza. Tratado con gran dignidad.
Muchas gracias Isabel por acercarte a mi historia. Creo que en todas las situaciones existe una esperanza. Un beso.
Maravillosas descripciones para expresar el maltrato de una mujer. Escribes con gran respeto hacia esa mujer maltratada, expresando todo el dolor causado con gran sutileza, sin profundizar más en esas heridas dolorosas pero terminando con una esperanza… Bravo!!!
Gracias Rosa. Existen tantas Nurias olvidadas en sus casas, que ya esta, mi Nuria particular, viva tranquila con su apuesto caballero…Un beso.
Estupendamente contada la cruda realidad… esperemos, únicamente, que tu hidalgo no se demore demasiado, que ya llega tarde
Gracias Al Ber. Todos necesitamos nuestro tiempo para tomar una decisión… Un abrazo.
Me ha gustado mucho tu elegancia a la hora de relatar algo tn duro y, por desgracia, tan cotidiano. Un placer leerte de nuevo, Mer. Te deseo mucha suerte.
Muchas gracias Amparo. Ya sabes que me gusta mucho que te gusten mis pequeñas historias… Un beso gordo.
Mercedes, muy duro tu relato, pero por desgracia más frecuente que los que vemos o leemos, espero que un día cambie esta sinrazón.
Un beso
Epífesis, gracias por acercarte a mi texto. Es un mal tan extendido que hay que gritarlo mil veces al día y de mil formas distintas para tomar conciencia… Un beso.