NOV62. EL TAXIDERMISTA, de Miguel Pereira Rodrigo
Hay pasiones que son como el fuego, lo llenan todo de luz y calor. Eso le debió pasar a Luisito cuando a sus cinco años se plantó en el Museo de Ciencias Naturales frente al diorama de un lince ibérico. Ese día su voraz curiosidad desbordó la sapiencia de su abuelo y, tres años después, lo tenía claro: como futurible taxidermista. A los 18 ya dominaba el oficio, y por sus manos rápidamente pasaron jabalíes; águilas; ciervos… en una incontable inversión de horas.
Lo extraño de todo fue que sacara tiempo para seducir a Lola. En un principio se mostró quejicosa ante el aparente abandono que sufría, pero las pasiones, como el fuego, se extienden rápidamente y ella se contagió de tal manera que pronto lo acompañó diariamente, para observar absorta la pericia de su marido ante tan complejo arte.
Después de tres décadas juntos, ya ha visto disecar tigres, rinocerontes, elefantes… y actualmente es complicado saber quién siente más pasión pues cuando éste abandona el taller, ella sigue sobre la silla con ese ictus de felicidad tan suyo .
La pieza más preciada, y cómo dice Supermán, «hasta el infinito y más allá»
Inteligente historia. Buena narración. Felicidades Miguel.
Antonia
Miguel, es una historia que se lee muy bien de principio a fin y que va creciendo a cada palabra, dejando para el final ese estremecedora resolución que asusta. Por tanto te felicito por este gran relato.
¿Estaré ya muerto y convertido en figura?
Un fuerte abrazo.
Gracias. La verdad es que pese a que no obtengan los resultados deseados, estoy contento con el material que estoy enviando a este rincón. De esta me quedó con el peligro que subyace de las pasiones, y el juego realizado con las mismas, pero es algo más llanito que los cuatro últimos.
Una perta.
Bueno chicas. Como siempre os encuentro juntas, en esta respuesta, por la intrepida cercanía de Antonia es imposible separaros.
Con respecto a las pasiones que menciona Ana, lo llevo al extremo y a la minuciosidad que el oficio requiere. Gracias por lo de la suerte, pero necesitaré algo más.
Y Antonia, me alegra que te parezca buena la pieza e inteligente la historía por eso de ser el padre de la criatura.
Una perta para las dos.
Me gustan mucho las dos última líneas. Pobre Lola, vaya novio que se buscó. Buena historia, echo un poco de menos que el niño hubiese empezado disecando animalillos como un canario o un hámster, por ejemplo, para no pasar tan rápido a los ciervos.
Un abrazo
Ahora que lo dices, parece que podría quedar mejor esa progresión, pero eso me lo tenías que haber avisado antes. Bueno, intentaré no lamentarme mucho.
Una perta Susana.
Un micro redondo, Miguel, con un final un tanto inesperado y «descolocador». Como dice Nicolás, el texto fluye natural y se «deja» leer muy bien. Además, pienso que has escogido un léxico «elegante» y desde luego, original: palabras que se te quedan bailando en la cabeza cuando has terminado de leer el micro (diorama, quejicosa, pericia, ictus…)
Mis felicitaciones.
Gracias Fran. La verdad es que como le decia a Nicolás, el espacio o formato de este encuentro concurso me gusta bastante, y creo que las últimas aportaciones realizadas han estado bien. Todo esto lo hago para que no me acusen de falsa modestia, no te creas que soy un sobrado.
Muchas gracias por escribir y una perta gorda.
Un final impactante e inesperado, menos mal que no todo el mundo se entrega con tanta «pasión» a su profesión. Sólo una cosa, en la última frase ¿no sería rictus en vez de ictus?
Un saludo y suerte.
Gracias Ana, se me ha caído el relato pero he aprendido a diferenciar lo uno de lo otro. Confusiones léxicas imperdonables en un concurso de este tipo ¿no?.
Una perta, guardaré la suerte para el próximo mes.
Me imaginé a Lola, con su eterno rictus en la cara, en el sillón del taler, como la obra maestra del taxidermista. Esta fue tu idea, Miguel, ¿verdad?
Un abrazo.
No sé si como obra maestra, o como solución artística a las quejas constantes. Ya sabes… que si nunca me dedicas tiempo,… que siempre estás en el taller…
Una perta.
Cortacuentos, llego a ti en progresión ascendente y me ha encantado el relato. Te iba a comentar lo del ictus , pero ya he visto que te han avisado.
De todas maneras muy bueno.
Un abrazo
Gracias Epífisis por tus cálidas letras. Tú como profesional del tema me tenía que haber comentado lo del ictus antes de escribir el relato, o cuando menos antes de mandarlo,… pero ¿ahora que hacemos?
A mi ya no se me olvida, aunque se me ha quedado un rictus en el lado derecho de la boca un tanto estúpido.
Una perta.
Buenas gallego. Relato original y con ese ritmo in crescendo hasta el estacazo final. Muy buenas maneras en este formato que ya es tan tuyo. El desliz del final no le resta nada.
Abrazos desde América
Gracias Felix. Me quedo con la resolución del mismo. El relato me gusta pero menos que otros de los ya enviados y lo del rictus me ha matado, cuando leí la corrección estuve a punto del ictus. Tanto relato va a acabar con mi salud.
Una perta gorda.
Miguel cortacuentos, vaya cuento interesante y sorprendente. Menos mal que las pasiones eran de luz y calor si llegan a ser explosivas. Como dicen por arriba tiene un lenguaje muy cuidado, y diorama no me sonaba de nada, así que he aprendido una palabra nueva!!!., Eso sí, el taller debía ser un hangar no, tanto elefante y rinoceronte…