NOV66. REPÍTEMELO, de Alexandra Hernández Rojas
Repíteme lo que me dijiste… repítemelo, decía Nicolás una y otra vez. Su mamá una mujer de poca paciencia trataba de recordar exactamente lo que acabada de decir, pero su cerebro ya le jugaba una mala pasada, no lograba recordar con exactitud las palabras que su hijo quería oír.
Nicolás era un niño muy impaciente, su aspecto delgado y la forma de abrir sus ojos lo hacían ver más ansioso y por más que su mamá se esforzara en tratar de decir las mismas palabras que él quería escuchar no lo lograba, ella repetía:
– “mi príncipe, mi tesoro”,
– “eso no fue lo que me dijiste, repite lo mismo que le dijiste a Daniel, repítemelo”.
– “Dime que le dije, porque no recuerdo, dímelo”
Nicolás, un niño de cuatro años a través de sus recuerdos lograba tener otra vez a su mamá y su hermano. Recordaba aquel juego de palabras donde los tres participaban. Esos recuerdos lo mantenían vivo en aquel lugar donde solo veía paredes blancas a su alrededor y su impaciencia se había vuelto agresividad.
-“ te quiero mucho”
-“si eso” “te quiero mucho”
Para él era la mejor frase que se hubieran podido inventar.
Si es cierto y esa frase la decimos poco. Pensamos que es cursi, o que demuestra debilidad… ¡Cómo la agradecemeos cuando nos la regalan! ¿será porque nos saca de la soledad?—
Bonito relato Alexandra.
¿Dónde se encuentra el niño?, ¿y la madre?. Inquietante. Con múltiples lecturas o interpretaciones.Alzheimer de la madre, locura del niño ya adulto….
O quizás simplemente el niño con su madre que se ha quedado en blanco y el niño desespera…
Breve y completo.
Una vez que se coge «carrerilla» decir te quiero a quienes de verdad queremos resulta muy fácil y, además, de ello resulta que escuchemos lo mismo de quienes nos quieren.
Es un buen ejercicio.
Suerte.
Un abrazo.
Alexandra, relato inquietante… Me ha gustado… 😉
Jugando o no, son palabras que se dicen poco y se deberían decir y sentir más a menudo!
Un saludo!