NOV80. ABDUCCIÓN, de Ángeles Sánchez Gandarillas
Me llevaron en volandas con los ojos tapados y noté como se abría una puerta corredera; me pareció la guillotina para una ejecución… Aquel lugar olía a desinfección y a vacío. Me sentaron, retiraron los vendajes e inmovilizaron mi cabeza. Abrí los ojos; volví a cerrarlos rápidamente y entonces, sujetaron mis párpados con un instrumento. Al poco, una luz roja e hiriente como el mismo fuego, llegó hasta mi pupila e hicieron varias descargas que llenaron mi cerebro de presión, miedo y cierta ardentía. Me estudiaban o instalaban algún chip para controlarme. Una orden seca y gutural me hizo respingar; conversaban entre ellos de manera incomprensible. Otra voz, más suave y con un extraño acento, me dijo que pronto saldría de allí. Colocó unas lentes oscuras sobre mis ojos y caminamos por angostos pasillos hasta llegar ante una rampa iluminada por la claridad exterior. A través de la cabina transparente, vi el pequeño bosque del que había sido abducido hacía pocas horas…
– Hola papá, recogí el “prozac” de la farmacia y ya podemos irnos. Ha dicho el oftalmólogo que tu operación de cataratas ha salido bien.
¡Dioses, mi hijo se había compinchado con los invasores extraterrestres, estaba perdido!…
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Divertido. Locos serían los extraterrestres si se dedicaran a abducir humanos.
Gracias. Un pequeño relato con una parte de verdad, otra de desvarío y algo de experiencia real; luego está el lector que se empapa y consigue divertirse; un premio que no esperaba.
Abrazo. Lines
Una sonrisa final es lo que todos necesitamos.
Un abrazo, Ángeles.
Amparo Martínez A.
¡Ay Amparo!, eso es cierto y si estas pocas letras consiguen un segundo de esa sonrisa que luces, yo contenta y agradecida.
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Muy original, Ángeles. La parte de la operación la conduces de manera creíble y luego llega ese desenlace doble, tan sorpresivo como simpático.
Un abrazo
Hola Susana. Gracias por tus apreciaciones.
Todo lo escrito es muestra de experiencias cercanas. El sufrimiento de los desvaríos es tremendo.
Hice mezcla para evitar profundizar demasiado.
Abrazo.
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Original y divertido.
Suerte!
Gracias. Es bueno tener unos segundos para la sonrisa; me alegra haberlo conseguido en ti.
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Hola Ángeles, me ha gustado tu relato. Las sensaciones del paciente durante la operación están muy bien descritas, el doble giro del desenlace es muy bueno. Me gusta el tono de humor que tiene. Sólo una cosita que me ha chirriado, un leve «pero»: hay que tener en cuenta que hay muchos tipos de lectores, algunos expertos profesionales en el tema que tratas u otros que sin serlo, están por desgracia familiarizados con el tipo de transtorno que tan bien describes. El popular Prozac es un tratamiento indicado para la depresión pero no para los delirios paranoicos, que se tratan con antipsicóticos. Poniendo algo así: «Papá ya he vuelto de la consulta de tu psiquiatra con las recetas», quedaría claro que es un enfermo mental sin tener que dar nombres. Es porque quede aún más redondo. En cualquier caso buen trabajo, enhorabuena y suerte!!!
Agradezco tu atención y tus conocimientos literarios, ¡ojalá sea como me dices!, intentaré exprimirme para conseguir otros cauces o recursos literarios.
Respecto al relato y sus incursiones en determinadas enfermedades, medicaciones o intervenciones quirúrgicas, están relacionadas con propias experiencias que hice pasear por el cable funanbulista de la fantasía. El nombre de la medicación, que fue administrado con otros a una persona muy querida que padecía esos desvaríos y en más grado, no tiene otra intención que llevar al lector a una resolución en 200 palabras.
Pero tiene razón, hay que evitar la publicidad. En ningún caso pretendo hacer mofa del sufrimiento.
Gracias por todo. Siempre estoy dispuesta a aprender.
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Hola Ángeles. Tienes razón, aunque el prozac no elimine directamente esos delirios, sí combate la ansiedad que produce en el enfermo ese estado de confusión. Sí, a veces se combina con antipsicóticos. Ya sé que no pretendes hacer mofa, a mí me gusta el humor incluso en las situaciones más duras, nos ayuda a soportar el sufrimiento. Te mando toda mi comprensión y ánimos. Yo, por desgracia, también conozco muy de cerca la esquizofrenia,está en mi propia familia, en mi propia casa, convivo con ella desde hace 15 años. Lo peor es dejarse vencer por el dolor, no hay nada mejor que la risa. Un beso enorme. Muakkk!!!
Genial relato y buen final.
Yo entiendo que este señor con depresión propia de su edad, toma el Prozac y a eso le añadiremos una demencia senil, con lo cual la realidad la tiene distorsionada.
Eres mi hada buena, siempre atenta, ¡más maja ella!
Tengo unas ganas de ver tu último trabajo de encuadernación!!!
Gracias por tus desvelos.
Nos vemos el viernes.
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Muy divertido, Ángeles. Es un pedazo de prosa fantástica bien escrita: nos quedamos con la duda, la inquietud – ¿fueron reales las dos dimensiónes? ¿Los que vivien tal experiencias son considerados locos?
Un abrazo.
Parece que también te divirtió. Eso me congratula con mis letras.
Pues en ese caso era desvarío interminable, varias intervenciones mezcladas y la constante medicación. El convivir día a día con esas enfermedades, da lugar a la sonrisa para sobrellevarlas mejor y uno de esos instantes pudo ser el que trasladé.
Ahora me haces dudar con respecto a la realidad…
Abrazo escalofriado. Lines
Ya no me quiero operar de cataratas, Ángeles, que eres muy mala.
Un beso
¡Qué no, qué hay algo de fantasía!!!
Un abrazo con Láser, la única manera de que lleguen a todos los amigos de este foro.
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Muy ocurrente, y efectivamente hay mucha gente que preferiría irse con los marcianos antes que ir al médico… Doble final a cual más divertido. Me he reido.
Gracias Ana. La suerte ha sido tu atención a esas letras y que te divirtieran.
Abrazo y nos vemos-leemos.
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Hola Mel.
Marcianos, médicos e hijos, una mezcla interesante. La realidad siempre supera a la ficción. ¿?
Lo que me interesa es tu risa. Eso es lo mejor del relato. Firmaría por firmar siempre en sonrisa.
Abrazo.
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