NOV99. PUNTO DE IGNICIÓN, de Nieves Martínez Menaya
“Tarde o temprano os lo demostraré”- añadió. Y Simplissimus cerró la portezuela.
Aunque tenue, un hálito de luna se había colado por entre las rendijas de la contraventana y aquellos preciados frascos, alineados en el desorden crónico que acompañaba siempre su scriptorium, debían preservarse celosamente de la luz: eran fotones.
Aquella noche se disponía a iniciar el último capítulo de un libro al que había titulado escuetamente: “Conclusión”.
Buscaba hacía tiempo el origen de su perseverancia; su insobornable afán por devorar geografías; la altivez de su rumbo. En algún lugar había escrito: “….el fuego es insolente, persevera, irregular se impone, acecha, arrasa, se extingue y luego muere, pero nunca se olvida y el temor que genera es su victoria”.
Los había clasificado en largas listas manuscritas: el fatuo, el límbico, el eterno, el del beso huidizo, el que viaja desde el fondo del ojo y te abrasa en silencio; el que duerme en el cráter; el que aguarda en la antorcha los sueños del testigo o el que desciende al árbol abrazándose al rayo…..
Pero hoy iba añadir un fuego nuevo. Y él quiso estar allí para contarlo. Siempre soñó ser punto de ignición.
Tengo que leerlo más veces. Este simplissimus complicatus est; pero con voluntad lo pillaré.
Besos.
Amigo Lavín, tú sigue intentándolo. Me consta que eres voluntarioso y eficaz. Besos!
Un cuento fabuloso, Nieves. Me gusta como has retratado a este «alquimista del fuego». Ese último capítulo, la conclusión de este último experimento, lamentablemente no creo que la haya podido escribir.
Un abrazo.
No me prodigo mucho pero sepas que te sigo desde que te descubrí porque en tus escritos siempre encuentro algo nuevo . Por eso, encontrarte aquí es una alegría de esas que nos proporciona este blog. Un abrazo
Una atmósfera bien descrita, la del laboratorio del alquimista, Nieves. Me gustaría leer este tratado sobre el fuego de tu protagonista.
Un abrazo.
Pero hablemos de tí. Te sigo.Los leo despacio y los pienso.Tu escritura no me ha pasado desapercibida Es por eso que es un honor para mí ver por aquí tu remite.
Los libros de Simplissimus eran 4 volúmenes pero tuve que dejarlo en doscientas.
Gracias!
Nieves, historia del monasterio y de los scriptorium.
Muy medieval, bonito.
Un beso
Epífisis, amigo, aunque anónimamente, te sigo también en este blog. Estoy al tanto de tus reencarnaciones, tus aprobados, tus disfraces y tus urticancias. Gracias por tus palabras
Qué precioso! ¡Qué imaginación! ¡Qué lindamente expresada la magia de la actividad del pobre y loco coleccionista! ¡Qué dulce y maravillosa obsesión por coleccionar lo imposible al resguardo de la arruinadora luz! Mucho más vivo, más caliente, este pariente del pobre loco asesino de “El Perfume”, con su afán y locura esplendorosa de características de sueño surrealista. Francamente, creo que sería muy del gusto, y sin duda ambos se caerían muy bien, de mi pobre condenado en el corredor de la muerte de la Penitenciaría de Huntsville. ¡Pobres locos, cuanto amor hubieran necesitado! Felicidades. Marcos Anónimo Santander. (¿O es Antonio?)
Con tal de leer esas expresiones que me has dedicado dan ganas de plagiar a los grandes. Milgraciasmilcortaypegaadinfinitum. Por un momento me he sentido como si me hubiese llamado mi editor.
Por cierto….. no será usted…(puedo tutearle?)ese que dice Watson que vive cerca del monasterio trapense donde se fabrica el famoso chocolate…No sé….por el apellido lo digo…Santander…Jams. además… las comas……
Me encanta este micro tan bien ambientado, como va desarrollando la trama para conducirnos a un desenlace tan inesperado como categórico.
Enhorabuena,un saludo.
Un placer leer la opinión de un escritor en el que
suelo encontrar en sus relatos cosas que me interesan.
Tu nanocomentario, redondo, suficiente y categórico.
Y en tan pocas palabras. Gracias
Simplissimus cerró la portezuela… y por ahí nos colaste a los lectores. Y entre frascos y redomas nos metes en un ambiente obsesivo de fuegos y manuscritos, de geografías y mundos. Precioso. De tu categoría. Y ese final, ese remate, lo sueltas y te vas …
Un tal Miguel? No!: ese Miguel; El Miguel. Nos estamos perdiendo un buen escritor?. Todos sabemos que en tus obras de arte nos muestras un nanorelato, pero estas palabras tuyas son sólo un reflejo de lo que podría ser. Me ha encantado tu comentario. ( y ese final….. «lo sueltas y te vas…» ) Gracias!!
Un imaginativo relato que nos sitúa con imágenes cinematográficas
Frases cómo :
El fuego..Nunca se olvida y el temor que genera es su victoria «
El fuego que viaja desde el fondo del ojo y te abrasa en silencio.
El fuego del beso huidizo.
» que duerme en el cráter.
» que aguarda en la antorcha los sueños del testigo.
» el que desciende al árbol abrazándose al rayo ….
Metáforas intimistas prfundas y plenas de sentimientos
Otra vez más «Felicidades»
Gracias! veo que haces colección de mis frases en los comentarios de todos mis relatos. Tengo muchas. Te enviaré más.
Nieves, cariño, sigo leyendo; me voy acercando al fondo; aún sin todas las respuestas.
Analizo párrafo a párrafo: Veamos:
Sé que Simplicissimus era el nombre de un personaje de ficción, alemán, de por el siglo en que se escribió el Lazarillo de Tormes y tan pícaramente educado como éste. Con este nombre nos quieres enviar al siglo de oro, o mejor, un poco antes ya que tiene una pinta de alquimista que no puede con ella.
No le creía nadie. Daba largos discursos, pero no le creían; por eso termina diciendo un: “te lo demostraré”.
Pero, ¿qué quiere demostrar? y ¿a quién?: ¿Que es capaz de inventar la cerilla, “punto de ignición”, o que es capaz de producir pólvora?… No se sabe aún a estas alturas.
La portezuela: ¿de una casa?; ¿de una diligencia?; ¿Salía o entraba?
Parece que entraba ya que describe una habitación, en destartalado orden, muy medieval, al uso de brujos, y cerrada, en la que se colaban rayos de luz de luna, que no podían iluminar a los fotones que había logrado encerrar en frascos.
Pero ¿Cómo se pueden cazar fotones? ¿Eran luciérnagas enfrascadas?
Se pone a trabajar en algo “final”. ¡Qué pavor!
Veamos más:
Buscaba el origen de su perseverancia, es decir el “porqué de ser tan perseverante”. Pero, ¿cuál es el qué, que le hacía buscar eso?
¿Qué es devorar geografías?, ¿Viajar?; ¿comerse libros de la materia?
¿Qué es un rumbo altivo?: ¿Mirar siempre escatológicamente al más allá?; ¿despreciar al rumbo normal de las gentes normales?
Dices que el fuego “persevera”; otra vez la palabra. Perseverar es: perdurar, mantenerse, permanecer, persistir, proseguir, continuar, empeñarse, insistir, obstinarse. ¿…?
Muy buenas la frase “el temor que genera es su victoria”. ¿Acaso nuestro personaje es lo que está buscando?: ¿generar temor?
Muy buenas las metaforillas: El fuego del beso huidizo, el del fondo del ojo y el que desciende del árbol; no sé de dónde sacas estas ocurrencias; pero lo que me tiene perplejo es el fuego límbico. Suena bien. Ésa es la parte más primitiva del cerebro, la reptilar, ¿no es así? ¿Qué es el fuego límbico?, ¿la enfermedad de la rabia? ¿La locura? No sé.
Explícame eso de: “el que guarda en la antorcha los sueños del testigo”. Profundo ¿eh?
Finalmente, ¡el final! ¡La bomba! Pregunto: ¿Mezcla, pero no agita, los frascos de fotones?
¿Explota?, ¿se quema?; Cuéntame, Nieves, que lo he leído ya aun más veces y sigo intrigado.
Besos.
Preguntado un ciempiés por cómo se las arreglaba para caminar moviendo todas sus patas de forma tan rápida y ordenada, se detuvo a pensarlo, y a partir de entonces no pudo volver a dar un solo paso.Besos
Como mirar a la oscuridad….Buen relato, ingenioso. Saludo
Puedo robarte esa frase? (No veo el Copyright)Me ha gustado. Gracias!
(risas) tuya es nieves, si ese es tu deseo. Saludo.