67. Nuestro número de la suerte
Es este. El 115. Cerraron la puerta tras su espalda, dejaron las copas por aquí, soltaron las maletas por allá, e hicieron volar sombreros y chaquetas, aflojaron hebillas y cordones, desabrocharon botones, deshicieron lazos y desataron cinturones incapaces de contener por más tiempo los empujes del deseo. Si lo hubieran planificado no hubiera salido mejor. La respiración se entrecortó, el ritmo cardíaco se aceleró y los pulmones bombearon el oxígeno que necesitaba aquel ataque de pasión. Habían tenido mucha suerte. Los seleccionaron in extremis para el servicio del buque más grande del mundo e iban a aprovechar aquella oportunidad que les brindaba la vida. Cobrarían un buen sueldo (más las propinas) y al finalizar el crucero tendrían dinero suficiente para empezar casi en cualquier sitio. Con las manos entrelazadas y el corazón palpitante, dijeron adiós al pasado y sus miradas buscaron un futuro esperanzador en la dirección que les marcaba la proa. El horizonte parecía estar más cerca y las estrellas al alcance de la mano. ¿No era increíble? Definitivamente el 115 iba a ser su número de la suerte.
Su número de la suerte, que ironía. La pasión postrera muy bien relatada y sutil.
Me gustó Jose.
Un abrazo y suerte.
Gracias, El Moli por tus observaciones y comentarios. A mi, tambien me han gustado y me sirven para seguir adelante. Un abrazo.
Muy bien narrada esta historia de pasión y esperanza. Espero que estuvieran entre los pasajeros rescatados. Enhorabuena José Ignacio
Hola, Gloria. Comentarios como el tuyo me dejan feliz (jaja) para todo el mes y la energía suficiente para afrontar el siguiente tema con ganas. Saludos y un abrazo.
Dan ganas de ser uno de tus protagonista por esa pasión y esa esperanza tan grande, esa ilusión que vuelcan en su futuro. Puede que tuvieran razón, nunca se sabe donde está la suerte.
Viviendo en esa isla tan preciosa los cruceros no tienen misterios para ti. Mi corazón está eternamente unido a ella, viví unos años preciosos y regresé con una palmerita en mis brazos.
Besos
Ohhhhhh. Que boniitooo, Isabel. Me dejas con intrigas que no quiero desvelar. No dejes que tu hija pierda el acento, eh? Jaja. Un abrazo y gracias por tus comentarios. Ciao.
José Ignacio, nuestra vida se bifurca en muchas direcciones, y nunca sabemos lo que el destino nos tiene preparado. Espero que sea cierto y ese número de la suerte les permita salvar sus vidas. Muy bueno. Abrazos.
Gracias, Salvador, por pasarte y dejar unos comentarios tan positivos. Se agradecen mucho. Un abrazo para ti también.
Muy bien narrada la pasión y la esperanza de tus personajes. Me gusta como enlazas el final con el inicio cerrando circularmente el micro. Un abrazo.
Gracias, Concha, por tus comentarios positivos. Saludos y otro abrazo para ti. Ciao.
Que bonita historia, un comienzo para sus vidas, lástima que sepamos como acaban las vidas de esos habitantes de la 115.
un abrazo Jose Ignacio
Gracias, Maria Belén, por pasarte y comentar. Bueno, como comentó alguien, quizá tuvieron suerte y se salvaron. Jaja. Un abrazo.