64. Nueva Era
Sepan ustedes que el hombre es el mejor amigo del perro, pero que, blanco o negro, el perro siempre es perro.
Pero no, de ninguna manera lo haría. No podría abandonar a un ser próximo, aunque sea con la excusa de unas buenas vacaciones en el mejor de los balnearios. No es civilizado. Y es que nuestra sociedad, aunque, en progreso, no ha superado ciertas barreras morales. Estamos perfectamente organizados: educación, gobierno, sanidad,… Instruimos a nuestros cachorros en la decencia del respeto al prójimo y a las diferentes razas; invertimos tiempo en cultivar su ciudadanía, en el crecimiento y cuidado del desarrollo sostenido, en la protección de los parques y jardines. Configuramos una verdadera sociedad avanzada, y sabemos que antaño el hombre ha sido un lobo para sí mismo. Por eso, por presumir de ser raza superior, los perros infravaloramos a los hombres, y dejamos que caminen perdidos por las autovías, que aparezcan salvajemente atropellados, que se desangren en ruedos improvisados o que sean colgados de los árboles por galgos vengativos desaprensivos.
Tan solo, un problema estructural deriva del almacén de animales de compañía, donde, desde la Nueva Era Canina, nacen, se reproducen, molestan y gritan mucho los humanos.
Hola, Antonio.
Texto el tuyo cargado de crítica y de finísima ironía, ambas por demás justificadas. Los canes al poder no suena mal como eslogan. A lo largo y ancho del relato das sobradas razones. Pones con el culo al aire la doble moral de los humanos, sus eternas contradicciones en aras del progreso, o en progreso como dices tú. El progreso, casi siempre está reñido con la calidad de vida y es voraz por naturaleza y se lleva muchas cosas honorables y deseables, como un morlaco. A ladrar a ladrar hasta enterrarnos en el mar. Me gusta tu propuesta como un salutífero emblema. Un abrazote.
Agradecido por tus apreciaciones tan certeras de lector perspicaz, Martín.Las palabras «civilización» o «progreso» traen consigo, como muy bien apuntas, una parte de voracidad y contradicción. Un abrazo también para ti y gracias de nuevo.
Nos muestras en tu relato que donde las dan, las toman. Deberíamos tratar a los demás, personas o animales, como quisieramos que nos trataran a nosostros. Miedo me da esa Nueva era canina de la que nos hablas y aguardemos que nuestros sucesores no la lleguen a sufrir. Suerte, Antonio. Un saludo.
Gracias por tu comentario que nunca falta, Jesús. En efecto, jugar a crear distopías puede ponernos en cuestión lo que somos como sociedad y replantearnos hacia donde vamos. Gracias de nuevo y un abrazo
El Planeta de los Perros. Muy bien ideado, y qué miedo da.
Me gusta ese punto de vista que le has dado al micro. Esa mirada perruna de la que deberíamos aprender.
Una crítica inteligente (animal, realista, original) de nuestra sociedad.
Suerte y un abrazo, Antonio.
Gracias, Amparo, por tu comentario y por recordarme esa gran película con ese final tremendo…Qué próximos estamos del horror y -en ocasiones- qué inconscientes somos de ello…Gracias de nuevo por tu comentario y un abrazo.
Antonio, parece decir tu acertado relato, en una invisible moraleja, donde las dan las toman; o algo así. Triste realidad la de algunos animales a manos de humanos. Suerte y saludos. feliz 2017
Muchas gracias, Calamanda por tu comentario, y sí,…puede haber algo de deseo vengativo y moral, pero eso lo dejo para el lector…, en efecto, creo que si la sociedad fuera más empática con los otros (personas y animales) podriamos llamarnos propiamente «humanos».
¿Y si al final se diera tu utopía revirtiéndose los roles? ¿serían ellos tan terribles como nosotros?
Me gustó mucho tu propuesta.
Un abrazo y suerte.
Buena pregunta, Moli,…¿serían más «humanos» los animales que nosotros? A veces una buena pregunta es mejor que la respuesta. Gracias por la tuya y por pasarte para comentar el micro. Un abrazo y suerte.
Intercambio de papeles con sentido crítico entre líneas. Una buena manera de pasarnos cuentas, desde luego. Suerte !!
Efectivamente, Juan Antonio, leer entre líneas y ser crítico para poder constatar partes escondidas de la realidad, pero «sin acritud». Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo y suerte.