50. NUEVOS DESPERTARES (Belén Mateos)
Aurora cada mañana despierta vestida de sábana, de geranios enredados en las motas de luz que se filtran por la persiana, entre las patas de su gata y el hocico de su perro.
Prepara el desayuno para tres; leche templada, jamón york y ensaimada rellena de nata y fresa. Lo comparten, maúlla, ladra, ríe con los labios cubiertos de mermelada, remueve el café con el dedo y les ofrece ese manjar humeante a sus lenguas.
Abre de par en par los portones que dan a la terraza. Se apresura a animarlos a depositar en el césped las necesidades más urgentes, a correr para digerir, a disfrutar de esa libertad que antes les fue vetada.
Después cura sus heridas, una a una, el costado amoratado, el ojo izquierdo de Ares, el derecho de Lina, revisa las uñas, sus orejas, la boca desprovista de dientes por quién sabe qué paliza; los mira, les habla, les canta mientras Lina se acurruca en su regazo y Ares lame sus tobillos.
Hace cinco meses que se los encontró en la cuneta despeluchados y famélicos.
Hoy por fin las moscas han emigrado de su pelaje y las lágrimas han desaparecido de sus ojos.
¿Acaso hay mayor alegría que la entrega a los demás? Parece que el altruismo peca de buenismo (de hecho, rima) e ingenuidad, pero no es así, especialmente en el caso de los animales, más en concreto en las mascotas de tu relato. Ellos saben agradecer y querer, devuelven con creces lo que se les da. Momentos como los que tan bien describes, con pinceladas cortas, si no son felicidad se le acercan mucho.
Un abrazo y suerte, Belén
Los animales muchas veces superan en fidelidad a las personas, es triste pensarlo.
Quizá deberíamos plantearnos agradecer, querer, dar felicidad en cada instante a todas aquellos que nos rodean. Regalar, en definitiva, sonrisas y pinceladas de felicidad.
Muchas gracias Ángel por tu tan profundos comentarios siempre.
Un abrazo grande.
Aquí en tu relato están reflejadas como en un espejo la felicidad y la alegría de convivir con esos seres tan puros que son los animales. Toda una lección de vida que embelleces con tu poesía. Besos y suerte, tocayita.
Bien sabes tú, mi Tocayita, del amor incondicional de nuestros perritos.
Son puro amor, generosidad y, como bien dices, una lección de vida.
Muchas gracias, muchos besos.
Pura sensibilidad la de tu protagonista, que le sirve para llenar el hueco de su soledad.
Cálida historia por la que nos deslizas con tu propuesta, Belén.
Suerte y Feliz Navidad.
Muchas gracias María Jesús por la calidez de tus palabras.
Feliz Navidad y Vida.
Besosss
Preciosa Aurora que con su amor ha recuperado las vidas y la alegría de dos seres vivos. Eso sí: que tenga ojo con la ensaimada o se le va a «pachuchar» el perro. Deliciosa historia paciencia y amor. Suerte y abrazos, Belén.
Paciencia y amor, deliciosa combinación.
Muchas gracias Rafael.
Abrazos pachuchados.
¿Qué mejores despertares que estos nuevos, donde ya no hay lágrimas, y las moscas han desaparecido de ese pelaje que, gracias al cuidado, la buena alimentación, el aire libre y los mimos, ha vuelto a crecer? Decir que tu micro me gusta es poco, Belén, porque me toca hasta la última fibra sensible del recuerdo de mi amado Batu (que Dios lo tenga en la gloria canina) y Lina me hace pensar en la felicidad que, desde hace un año y tres meses, me da mi gatito Haiku? Muy acorde la historia a esta última propuesta del año: me dio alegría y felicidad leerla.
Cariños,
Mariángeles😇😇