Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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56. NUNCA ES TARDE PARA CAMBIAR

Descansaba durante el día como el resto de los machos de la manada. Apenas se les oía y mucho menos se les veía, escondidos en el hangar de la vieja fábrica, tirados sobre mugrientos sofás desvencijados y entre una humareda difiícil de respirar. Se reunía con ellos de noche, cuando salían a cazar. Quedaban en el descampado para acechar a alguna perdida presa que tuviese la desgracia de ponerse en su punto de mira. Algunas veladas, uúltimamente demasiado a menudo, la noche acababa en descarnadas peleas de las cuales siempre alguien salía maltrecho y herido, sino muerto. Juan estaba con ellos por miedo, por obligación, por pertenencia al grupo que le daba protección. No le gustaba, pero la alternativa era aún peor y tenía claro que algún día les abandonaría. Para siempre. Hasta ahora había tenido suerte zafándose de los altercados y peleas, poniendo mil excusas… sabiendo que las mentiras durarían poco. En su cobardía, prefería ver todo desde la tranquilidad del asiento trasero del viejo Cadillac gris, abandonado hace años, estudiando a escondidas del grupo para el examen del día siguiente.

3 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Tu protagonista se encuentra en la frontera entre dos mundos. Todo apunta a que tendrá que decidir, más pronto que tarde, en cuál termina estableciéndose. Si en un ambiente tan sórdido es capaz de destinar energía para formarse, sin deformarse del todo, es porque posee don de gentes, perseverancia y alguna esperanza en el futuro. Desde aquí le decimos que abandone del todo el lado oscuro, antes de que sea más tarde, por si acaso.
    Un saludo y suerte, Chus

  2. Chus qué difícil lo tiene este personaje, y es que como siempre nos dijeron las madres, a ver esas juntas. Las relaciones en ciertas edades lo son todo. Espero que salga adelante y pueda huir de esos entornos tóxicos. Abrazos y suerte

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