128. Nunca pasa nada en la 201
El cadáver espera paciente a que lleguen los operarios de la funeraria con el ataúd de pino que le correspondía según el contrato formalizado, muchos años atrás, con la compañía aseguradora de decesos. La rubia suplica a la policía para que le dejen irse y alega que ella nada tiene que ver con la muerte de aquel hombre, que es una honrada profesional de la prostitución que se dedica a hacer su trabajo lo mejor que puede, que cada vez era más difícil llevarse un sueldo digno a casa y encima hay que descontar la comisión del hotel y lo que se lleva su chulo. Que cuando el cliente le dijo el número de la habitación, a ella ya le había dado muy mala espina porque corrían rumores acerca del mal fario que tenía el numerito dichoso. La recepcionista se santigua una y otra vez repitiendo que es un castigo divino por aceptar dinero marcado por el pecado y que nunca tendría que haber aceptado aquel trabajo. El forense dictamina que ha sido ataque cardiaco y el comisario ordena, otra vez contrariado, retirar el precinto que había decretado sobre la maldita habitación doscientos uno.
*Modesto homenaje a la Antología de Microrrelatos 201 compilada por David Roas y José Donayre para Ediciones Altazor.
Juancho, me gusta, sobre todo por ese comienzo con el cadáver esperando a que se cumpla el contrato. Y el destino que se siembra cada uno con los trabajos elegidos. Mucha suerte, amigo, para este último día de julio.
Gracias Lorenzo, nadie con más paciencia que un muerto para cualquier cosa.
Un abrazo.
Juancho, coincido con Lorenzo, la espera paciente del cadáver buenísimo. Creo que el enigma de la 201 perdurará. Abrazos y suerte.
Si, Salvador, yo también lo creo. Amplio información sobre esta antología…
http://revistamicrorrelatos.blogspot.com.es/2013/07/201-antologia-de-microrrelatos.html
Muchas gracias y un abrazo
GENIAL, Juancho! lo de la espera paciente es un gran logro, y la recepcionista santiguándose es la caña!! 😉
ENHORABUENA!!!
Un saludo!
Marca amigo, una gran alegría verte por aquí. Muchas gracias, tenía ganas de volver por aquí después de una temporada de sequía.
Abrazos.
Juancho, un microrrelato bien hilvanado y que demuestra la fuerza del destino, en este caso funesto. Y es que la habitación 201 tiene mucho peligro.
¡Buen trabajo y mucha suerte!
Abrazos.
Gracias Nico, habría mucho que contar sobre la dichosa habitación, pero creo que se nos han adelantado, jajaja. Esto es solo una modesto y cariñoso homenaje.
Un fuerte abrazo.
Muy bueno Juancho. Lo que el paciente difunto tiene que oír… Nadie parece interesado en lo que le ha sucedido, cada loco va con su tema, la rubia quiere cobrar, la recepcionista agobiada y la poli cierra el caso.
Esa habitación es todo un despropósito para quien la habita.
Leeré esa antología, tiene una pinta estupenda, gracias
Un abrazo.
El relato sigue llevando tu sello de calidad. Creo que el homenaje es algo más que modesto. Está lleno de detalles que lo hacen lucir por él solo. Mucha suerte amigo. 🙂
Esto sí que es un homenaje, con esa galería de personajes tan bien perfilados, cada uno a lo suyo, incluido el fiambre, todos unidos y separados en torno a una habitación con un número.
Suerte y un abrazo, Juancho