100 Nupcias reales
No hay miedo en los ojos de la reina. Varias damas la despojan del manto bordado que le cubre. Es pesado y un suspiro de alivio se adivina en su mirada. Parece crecer algún centímetro. Desabrochan la seda del vestido como quien desciende la escalera de una torre; cada botón es un misterio que le acerca un poco más a su calvario. Cae el raso sobre el regio gres que adoquina el suelo de la alcoba. Da la niña un paso soberano para escapar de esa jaula satinada. Está descalza. Un sayo de organdí casi transparente deja ver el polisón que ceñido a la pelvis engrandece sus reales posaderas; sus muslos de algodón. Los pechos parecen querer escapar del corsé empujados por un banco de ballenas, saltar como delfines que persiguen la estela de un navío. Se esmeran por fin las cortesanas en retirar las muselinas que arropan sus púberes ingles, la desnudan y la tienden sobre un lecho de flores de jazmín y plumas de faisán. Examinan la integridad de su virtud y desaparecen para que el monarca sacie su apetito. No hay miedo en los ojos de la reina, pero sobre un sitial de asco fundará su dinastía.
Y luego querrán que los descendientes sean dignos mandatarios. Una niña a la que sacan de su ambiente demasiado pronto, y es obligada a hacer lo que no quiere y con quien no desea hacerlo, es digna de toda lástima, el fruto de su viente tampoco parece que prometa.
Podría parecer un cuento con un toque de terror final, con una mezcla de tortura, supuesto placer y privilegio, si no fuese porque esa escena tan bien descrita o similar debe de haberse repetido muchas veces y en muchas naciones a lo largo de la historia. Impresionante y muy bien documentado el proceso de quedarse sin ropa de la pobre muchacha.
Un abrazo y suerte, Juancho
Muchas gracias Ángel por tu siempre más que generoso comentario. También a mí es ese quitarle la ropa a la reina lo que me parece que ha quedado mejor resuelto. El final llega quizá de un modo algo abrupto pero me quedaba sin palabras, sin tiempo y, por que no decirlo, sin ideas. Un placer someterse al bisturí de tus análisis. Un fuerte abrazo!!!
Una historia conmovedora y una narración muy visual y rica en lenguaje. Llamando a la puerta del libro.
Suerte, Juancho.
Un abrazo.
Muchas gracias por la lectura maestro!!! El libro está muy caro, pero lo que nos divertimos intentándolo no tiene precio.
Un fuerte abrazo!!!
La historia me ha impactado mucho. la frase final, sobrecogedora. Y sobre todo decirte que es un relato envidiable por lo extraordinariamente escrito. De esos que muchos desearíamos que fuera nuestro. Enhorabuena, Juancho. Como te ha dicho Rafa, directo al libro. Suerte y un abrazo.
Jo Juana… muchísimas gracias!!!!! También yo leo muchos relatos que me producen esa sensación. Así crecemos todos un poco más y por eso mismo está tan difícil entrar en el libro, veremos, pero agradezco el piropo.
Besos Juana!!
Lo que parece un ritual de preparación al amor, lo es en realidad de una violación. Tu sutileza al describir como va quedando desnuda y desamparada esa niña reina es impactante. Espeluznante.
Suerte y abrazos, Juancho.
Sí Anna, por desgracia todavía hoy se utiliza a las niñas como moneda de cambio, se negocian matrimonios de interés, una lacra tan arraigada en muchas culturas que es difícil de extirpar. Muchísimas gracias por tu visita y por comentar.
Besosssss!!!