56. OCASO (María Jesús Briones Arreba
No es posible -masculla-
Resuenan zancadas de botas con alza. Un chasquido lumbar lo frena ante el espejo.
Descubre su cráneo. Flequillo mellado y grupos de calvas formando islas en un mapa de cuero viejo.
Ahoga un grito de horror. La misma sensación de aquel día, al sentir la piel de Josefina, hecha pellejo, bajo el escote Imperio.
– ¿Ha llegado ya? – brama.
– Los caminos están embarrados, Excelencia.
La mano en el pecho busca sosiego. No palpa amor, sólo amargura.
Amarga pólvora pudriéndose en los cañones oxidados por la lluvia. Amargos estómagos de tropas, trituradores de conservas, cada vez más vacíos y suplicantes. Amarga intendencia, cara y difícil de mantener. Amarga política -que sabe-, derribará su pedestal.
Acecha el enemigo. Con esta imagen no puede dar orden de fuego.
Wellington avanza. El emperador de la Galia, debe aparecer ante su ejército dominando al caballo más brioso y coronado por el tricornio, que el sombrerero de París no ha podido entregarle.
Así justifica la derrota en Bélgica, el documento ¿apócrifo? encontrado en un taller de Francia, junto al sombrero de Napoleón.
Napoleón preocupado por su apariencia, mostrando su egolatría. Prefiere ser derrotado antes que presentarse a su tropa sin su sombrero. Buena manera de contarlo, me gusta. ¡Suerte María Jesús!
Saludos.
Allende de los mares se entiende mejor mi literatura.
Gracias, Beto.
¡Qué derroche, María Jesús! Acostumbrado a tus relatos hiperbreves, me he llevado una agradibilísima sorpresa con esta puesta de largo.
Aplauso especial por el esfuerzo imaginativo de recuperar los pensamientos de Napoleón en el momento culminante de su carrera como estratega militar.
Felicidades y suerte.
Gracias, Carles. Esta no es mi puesta de largo en ésta página tengo al menos cuatro largos «HIELO», «ICEBERG», «NOCTURNO».
Agradezco tu constancia en mi lectura, y en cuanto a la suerte, creo que es muy «Relativa», en «ESTA NOCHE TE CUENTO», Para mí la mejor selección es la de los que me seguís. Con vosotros me siento premiada.
Saludo afectuoso.
Umm un punto de vista original acerca de ese archiconocido Napoleón sobre el que, por eso mismo, es difícil inventar algo.
Buena apuesta.
Abrazos
Agradezco mucho el comentario, Asun
Un abrazo
Una vuelta de tuerca para enroscar más en la locura la idiosincrasia de Bonaparte! Una apuesta que ni pintada. Mucha suerte María Jesús.
Seguiremos apostando por el futuro literario.
Un abrazo Paloma
Un relato a la altura del personaje. Me parece muy original y muy bien trazado todo lo que envuelve a la peculiar situación que nos explicas. Has dibujado muy bien a Bonaparte, y además creo que también a su singular esencia. Mucha suerte 🙂
Que os gusten mis relatos me hace muy feliz.
Agradezco mucho tu constancia en seguirme, Juan Antonio.
Abrazo virtual.
Por Napoleón había tenido sentimientos encontrados. Los que le inculcan a uno, dependiendo el maestro, el museo, el país en donde uno ande. Ahora me ofreces uno nuevo y de qué genial manera. Pobre vanidoso, he pensado. Gracias por eso, María!
Gracias tocaya. Me alegra haberte abierto la imaginación, a otras posibles realidades.
Saludo afectuoso.
María: Estoy tratando de comentar tu relato. Pero no aparece el «Reply».
Por si vuelves a estos comentarios, te diré que me has transportado a México, donde tan amables y generosos fueron conmigo en una visita al País. Y el «cuentito», me ha parecido muy fresco, por la atmósfera creada y personajes, yo diría que entrañables,para introducirnos en el mundo del «Narco», como única salida, en muchos estratos.
«Que te vaya bonito, María»
Me despojo del «sombrero» ante el acierto literario, visual y original de su Napoleón, y como su «Josefina» Él, la corona de laureles.
No dejes de seguir desgastando tu pluma, es sencillamente un deleite de originalidad y estímulo.
¡¡Suerte, toda, es buenísimo!!
Lena
Me pongo colorada ante tus halagos, Lena. Creo que tampoco me merezco tanto.
Un fuerte abrazo.
Hola, María Jesús.
Muy original tu visión, pero no descabellada. He leído por ahí que las tropas francesas se hacían cepillar sus cabellos antes de entrar en combate, así que ¿por qué no pudo ser como lo cuentas?
Me ha encantado tu micro.
Un abrazo muy, pero que muy grande.
Gracias, querida Ana. Tus puntos de vista engrandecen mis relatos.
Otro beso para tí.
Mil gracias, Towanda.
Napoleón es como una novela histórica. Se confunde la realidad con la ficción.
Me hace ilusión saber que el micro,al menos,no ha defraudado.
Agradezco tus palabras y buenos deseos.
Original y muy bien narrada historia. Una versión más de esta figura tan peculiar y que creo que nunca llegaremos a conocer del todo.
¿Presumido o supersticioso? Un sombrero tiene la respuesta, tiene el secreto de su loca cabeza.
Genial, un beso María Jesús.
Me alegra tu comentario. Eres muy amable.
Un besito, María Belén
Muy bueno, María, das al lector con detalles los últimos sentimientos de dictador antes de su derrota. Un fuerte abrazo, Sotirios.
Me alegro no te haya desilusionado.
Gracias, Sortirios.
Jeje, visión humorística del fin de Napoleón. No sabía que existe el «escote imperio». Interesante relación de amarguras has detallado. Me gusta ese toque irónico que has dado al declive de un genocida.
Sus comentarios dignifican mis escritos, señor Ximens.
Saludos afectuosos
Un relato chulísimo, María.
Creo que mejoraría mucho con la corrección de los dos fallos de esta frase: «El emperador de la Galia , debe aparecer ante su ejército dominando al caballo más brioso y coronado por el tricornio, que el sombrero de París no ha podido entregarle».
No estoy segura, así que pregunto: ¿apócrifo? o ¿Apócrifo?
Beso.
Muy aguda Auro:
Realmente me he comido una letra (lo noté después de enviarlo), y no es sombrero, sino sombrerero.
En cuanto ápocrifo, es un adjetivo, que significa falso ó no real, por eso lo pongo en pregunta. También se utiliza para designar una Biblia manipulada.
Agradezco tu observación, porque así también yo he podido reafirmarlo.
Un saludo.
María Jesús, detallados acontemientos, imaginacion y buen hacer en tu cuento. Suerte y saludos
Gracias mil, por tu lectura y comentario.
Saludos
Imposible ser original a estas alturas, así que simplemente voy a plasmar la primera palabra que me salió al leerlo: ORIGINAL.
¡Qué amable, Edita!. Me reconfortan tus palabras.
Mi agradecimiento.
María Jesús, originalísima y divertida historia de la Historia. Si el pelo daba la fuerza a Sansón, ¿por qué no puede ser el sombrero talismán victorioso del desquiciado Napoleón?, jajaja. Abrazos y mucha suerte.
Gracias, Salvador. Me alegra que te hayas reído, aunque sólo sea un poquito.