OCT05. LOS GUARDIANES, de Héctor Hernández
La tarde del 25 de Octubre de 1879, un espeleólogo aficionado de apellido Herbert, buscando cuarzo en las cuevas del desierto de Mojave, descubrió lo que en un principio supuso era una veta de alabastro. La claridad dentro era inusual; su lámpara de aceite resultó innecesaria y la sofocó. Se internó aún más. En lo que parecieron segundos, estuvo ante la entrada de una bóveda donde esfinges de indios custodiaban ambos lados del acceso. El grabado sobre sus rostros era complejo, exhaustivo. Dentro de la bóveda, sobre un pedestal, encontró tres rocas pequeñas no más grandes que un puño. Eran blancas, esféricas y resplandecientes; la simetría de estas lo maravilló. Se apresuró a colocarlas en su saco; luego, buscó la salida. Esa misma noche partió rumbo a Phoenix con la intención de colocarlas al día siguiente. Llegó a la ciudad y alquiló una habitación. Mientras examinaba su hallazgo, llamaron a la puerta. Abrió; aparecieron tres hombres. Herbert, con horror, reconoció los tatuajes. Uno de los hombres habló en su lengua natal: “No son rocas, son estrellas, y no te pertenecen”. Herbert entendió las palabras. El brillo de una navaja resplandeció antes de hundirse en su pecho.
Me encantan estas historias de magia y leyenda. El final rápido y certero. ¿Cuándo dice «»colocarlas» significa venderlas?
Hola patricia, gracias por tu comentario. Y respondiendo a tu pregunta: sí, significa venderlas. Ahora veo que no es tan obvio como pensé, je.
Un saludo.
Héctor
Me recuerda al «Chac Mol» de Carlos Fuentes. el choque entre ciencia y magia siempre da sus frutos. Y en tu micro, más que bueno. Gracias, Héctor.
Hola lagarza, ese cuento de Fuentes que mencionas es uno de mis cinco cuentos favoritos.
Gracias a ti por leer el mio.
Saludos
Héctor
Magnífico relato, Héctor, se queda incluso corto, el lector (yo) se queda con ganas de más, de lo enganchado que andaba con la historia… 🙂
Un abrazo y suerte
NACHO RUBIO
Hola Nacho, muchísimas gracias por tus palabras. La verdad que me alientan para seguir escribiendo.
Un abrazo para ti también.
Saludos
Héctor
Como bien dice Nacho, parece el inicio de una novela de aventuras. Muy majo Héctor.
Un abrazo
Siempre muy amable con tus palabras, Epífisis.
Gracias y un abrazo para ti también.
Héctor
Me quedo con las ganas de saber quienes son los guardianes de las estrellas… me estaba imaginando a Indiana Jones y todo, sin duda sin que se lo carguen da para un relato más extenso. A mi lo de colocarlas en el saco me sonaba simplemente a meterlas dentro…vaya me pierdo los dobles sentidos.
Hola María, realmente debí haber empleado otra palabra para diferenciar una colocación de la otra. Seguido me pasa lo mismo: al leer el relato publicado me doy cuenta que faltaron o sobraron palabras.
Gracias
Un saludo
Héctor
Me lo he pasado «pipa» como cuando zagal. No abandones ese rastro tan creativo y aventurero. Sinceramente, Juan Pérez.
Post Scriptum : Es tan ameno que el mismísimo John Williams compondría la B. S. O. para ti de mil amores. Bye, Bye ! ! !
Muchas gracias por tus palabras, créeme que me alagan. La verdad que el género de aventuras nunca pasa de moda. Bueno, al menos esa es mi opinión.
Un abrazo
Héctor
Me habrían venido bien unas palomitas para leer tu cuento…¡es tan visual! Felicidades por la historia.
Saludos
Las palomitas me las comeré a tu salud.
Muchas gracias por leerme.
Saludos
Héctor
Hola Héctor, me ha gustado el relato y como dicen los compañeros me quedo con ganas de mas. Creo que tienes alma de novelista.
Un saludo y mucha suerte
Muchas gracias, José. Aunque con escribir bien un micro me conformaría.
Un abrazo
Héctor
Buen relato, lo leí como si estuviera viendo una película.
Gracias por tu comentario, Ramón. Sí, el relato se va volando.
Saludos
Héctor
Héctor, vaya relato, es como de película. Veo las escenas perfectamente, ese es el mérito del escritor. Suerte.
Un abrazo.
Qué amable eres, Susana. Gracias por tu comentario. Éxito y un abrazo para ti también.
Héctor
Hola, Ana. Gracias por tus comentarios, siempre de más amables e interesantes.
Saludos y éxito.
Héctor
Estoy de acuerdo con algún comentario previo, me parece que podría dar lugar a una novela perfectamente.
Probablemente sí. O también a un cuento más largo.
Saludos, Jesús.
Héctor