OCT103. VAMOS A CONTAR ESTRELLAS, de Bea Aparicio
Me subí a la montaña rusa por casualidad.
Pude ver las tres estrellas desde lo alto al iniciar el primer descenso, justo cuando la boca del estómago hace el camino inverso y asciende hasta la garganta. Dicen que ves esas tres luces alineadas en el cosmos cuando tu mente pone el piloto automático de “prohibido pensar”. Una curva, otra, excusas varias para no hacerlo. Una cuesta hacia arriba, otra hacia abajo, más excusas. Y trepamos de nuevo hasta ese punto en el que parece que todo acaba. ¿Será que realmente acaba?
La montaña rusa hace un extraño, mientras un estruendo enorme y la velocidad del sonido me propulsan hacia el cielo. Me da tiempo a ver los ojos aterrados y las manos aferradas a los asientos de mis compañeros de viaje. Se hacen cada vez más pequeños. Insignificantes. Tan lejanos, que acaba por inundarme la inmensidad del espacio. Soy etérea: sublime sensación.
Paso por delante de la primera estrella. Paso por delante de la segunda y, al llegar a la tercera, mi velocidad inicial se convierte en paseo para terminar por detenerme. Mis pies tocan suavemente la superficie.
¿Dónde estoy?
En un mundo al que no pertenezco.
Superviviente.
O exploradora.
Ese viaje incógnito no deja de ser emocionante. Las montañas rusas siempre te llevan a la aventura, siquiera sea momentánea, de llegar a la libertad o a las estrellas. Pero inevitablemente siempre hay una bajada.
Me gustó ese final abierto donde el personaje se siente extraño. Explorador siempre deja un camino a la imaginación.
Saludos Bea.
Gracias por tus palabras Antonia, son las primeras que recibo por aquí y me animan a seguir compartiendo con vosotros estas pequeñas historias. Seguiremos explorando este libro abierto que es ENTC! Saludos
Una montaña rusa la que relatas que bien sirve para expresar otras experiencias, por eso precisamente me ha gustado.
Un abrazo.
una montaña rusa vibrante y sensitiva a la que unicamente le he encontrado un defectillo, una palabra quizá que se la comió el formulario : la montaña rusa hace ¿un extraño?.
Un beso Bea desde mis palabras.