OCT112. LA MUERTE ERA BLANCA, de Raúl Ariza
Dani se murió de madrugada pero yo no me enteré hasta la mañana siguiente, cuando mi madre, pasando de puntillas por la noticia, nos lo dijo mientras desayunábamos.
Tenía mi misma edad, once años, y lo recuerdo siempre delicado de salud. Era enclenque y por el barrio siempre corrió la voz de que podía matarle cualquier esfuerzo. Algo malo en los pulmones, creo. Así que, sentado en una silla de enea a las puertas de su casa, Dani resultaba prácticamente invisible.
Sin ser amigos, yo le tenía sin embargo cierto aprecio. Me sentía muy atraído por su hermana Bea, un par de años mayor que nosotros, y eso hacía que le mirase con cariño y que de vez en cuando me parase a charlar con él, o le regalara algún que otro cromo de fútbol para el álbum.
Aquel día mi madre no nos dejó que bajáramos a la calle. Era sábado. Me pasé toda la jornada mirando por la ventana como se iban acercando vecinos y allegados, por aquello del pésame, a la tienda de ultramarinos que regentaban sus padres. Incluso vi llegar el coche fúnebre y como bajaron de él un féretro de color blanco.
Relato tierno y costumbrista que bordas, Raúl, como todo lo que escribes. Y que me ha traído a la memoria la excelente novela del maestro J. J. Millás, Vision Del Ahogado, y que aprovecho para recomendar desde aquí. Cómo disfruté.
Un abrazo.
Relato impecable. Qué bien fluye la historia. De tu mano vemos apagarse al pobre Dani. Abrazos.
A los ojos de un niño la muerte debe de ser algo de lo más curioso, sorprendente y -quizá- hasta colorida.
Me ha encantado la sencillez de tu relato, la ausencia de artificios.
Abrazos.
Coincido con los compañeros, me parece un texto tan sencillo y bien llevado que no necesita adornos para deslumbrar, enhorabuena y mucha suerte. Saludos.
Es un texto impecable, que parece sacado de la página de una novela de posguerra o evocar la imagen de una película en blanco y negro de los cincuenta. Saludos y suerte.
No sé si realmente es un recuerdo de la infancia, pero lo has contado muy bien, muy dulce y tierno.
Un saludo.
Es curioso cómo de mayores entendemos detalles a los que de niños ni hubiésemos dado mayor importancia: ¿sabía aquel niño qué era aquello del pésame?
Puedo decir que es un relato acertadísimo, un encuentro con la muerte nada dramático dentro del drama, tal vez porque de niños uno no sepa muy bien de qué se trata.
Un relato escrito con gran sensibilidad…
Saludos
Buen relato. Las cosas que pasan por la cabeza de un niño al enfrentarse a la muerte esperada de otro niño de su edad.
Saludos.
Buen texto Raúl, relato costumbrista con esa visión infantil contado ya desde la madurez. Como dicen por arriba, con sensiblidad y exquisitez. Abrazos
Bien Raúl, ya me gustó tu «VENDIMIA» del mes pasado y este vuelve a emocionarme por los personajes que están involucrados y por el tema. La inocente muerte pasa sobre la juventud como si fuera de puntillas, pero sigue siendo la misma mala muerte que arrasa. En la visión del adolescente un duro impacto.
Suerte me ha gustado mucho.
Abrazos
http://montesinadas.blogspot.com.es/
Es la primera vez que te leo y me ha encantado, Raúl.
El micro tiene una gran fuerza narrativa y está magistralmente resuelto. Sin chistes, sin finales inesperados, sin jeroglíficos extraños… Sólo el gusto por la narración, ¡me encanta! Y cuánto narras en poco espacio, cuánto dices. Enhorabuena, porque es precioso.
Un abrazo.