OCT12. LA CRUDA REALIDAD, de Jesús Coronado
Hasta el último vello de su cuerpo se erizó cuando empezó a beber suavemente el dulce licor que habia depositado sobre su pubis y resbalado hasta sus partes mas íntimas. Y su cuerpo se tensó como la cuerda de un arco, y sus ojos se convirtieron en párpados… y lo sintió dentro, estallando en una fanfarría de sensaciones. Pero el dolor que sintió en la rodilla hizo que sus ojos, de repente, dejaran de ser párpados. Y percibió ese fétido jadeo que la enfrentó al interior de un coche, a un hombre que no conocía y que tras vaciar su necesidad, la apartó sin delicadeza. Sólo dos billetes de veinte.
El frío de la noche le obliga a tapar lo poco que podía con la ropa que exhibía la mercancía mientras volvía al arcén de la carretera. Y bajo la atenta mirada de su chulo, Sara sube al coche que para a su lado no sin antes mirar al cielo y buscar las tres estrellas que compartió con su padre la noche que escapó de casa, volviendo a imaginar que la rescatan de esta vida… que no es vida. Aunque se empeñen en hacérselo creer noche tras noche.
Duro y sensible. Me gusta, suerte. Nuria
Gracias Nuria. Me alegro que te gustara.
Ufff…¡Qué fuerte! Ojalá tu Sara vuelva a la «vida», a la verdadera vida.
Mucha suerte.
Un saludo.
Eso espero, que todas las Saras puedan hacerlo.
Jesús que ninguna mujer tenga que sufrir lo que relatas.
Un abrazo
Eso espero. La vida es ingrata cuando no eliges tú la forma que deseas vivirla. Un abrazo para tí también.
Qué cruda tu historia y la vida de tantas mujeres. Me gusta las 3 partes de micro, el tono inicial pausado, la cruda realidad y el cierre final narrado en presente. Tengo una pregunta por qué dices «volviendo a imaginar», el volviendo me sorprende.
Me alegro que te gustará María. ¿Por qué volviendo a imaginar?. Bueno, la parte inicial es una forma de evadirse de la realidad y sentir el menor asco posible, imaginando que ya ha salido de esta vida y disfruta de un amor compartido cada vez que se ve obligada a hacer lo que no quiere. Salir de esta vida es complicado, y si mentálmente no eres fuerte, debe ser insoportable.
Cruda realidad, un relato intenso.
Gracias Ramón. Que alegría verte por aquí. Intenso y real, como la vida misma.
Un saludo.