OCT121. ETERNA IMPUNTUALIDAD, de Belén Molina Moreno
Siempre llega tarde. A todos los sitios. Los amigos, ya le conocen bien, quedan con él media hora antes. Ha encontrado un trabajo en el que cumplir el horario no es importante. Se ha perdido alguna película por haber llegado demasiado tarde y no haberse vendido ninguna entrada a la hora de la proyección. A las citas con el médico llega sistemáticamente tarde para no esperar en esas sillas tan incómodas que le dejan doloridas las piernas. A la última cita también llegó tarde. Un amasijo de metales, plásticos, aceites y fluidos varios fue el testigo que dejó la encapuchada de la guadaña en el lugar donde habían quedado. Ella sí había acudido puntual, pero se cansó de esperar.
Belén, me ha gustado mucho.
El giro con que has manejado la situación nos deja un final como debe ser en un micro: inesperado.
Suerte.
Un beso.
http://pueblopoeta.blogspot.com
Belén, no le viene mal este plantón a la muerte; buenas imagenes y ritmo. Suerte y saludos. Calamanda
se canso de esperar lo que nunca llegó me gusto tu relato mucho
Original relato, Belén. Al menos cultivar su «vicio» durante toda su vida le sirvió para algo. Esperamos que Ella no aprenda las costumbres de sus amigos y le cite con media hora de antelación la próxima vez.
Saludos y suerte
Al menos alguien le da un escarmiento. Ese día haber llegado tarde ha sido la mejor cita que haya podido tener en la vida. Me gusta.
Saludos
Suerte!!!
Rosa.
Ni la impuntualidad le salvó, es más, quizás la muerte se cebó con él por esta mala costumbre enterrándolo entre amasijos de su propia carne.
abrazos suerte con el relato Belén.
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