OCT122. ESTRELLAS ERRANTES, de Rosa Molina López
Cada luna nueva, el río Nauta se eriza como un felino, los yacarés se sumergen espantados y los paiches rozan el aire con sus escamas de lija. Los ojos del jaguar brillan en la maleza. Dice mi abuelo que en estas noches, tenebrosas como quejido de guácharo, las almas en pena recorren las quebradas, se enganchan en las ramas de los árboles y sueltan alaridos estridentes. Por eso las bestias duermen inquietas y los niños tenemos sueños de escalofrío. Entonces mi abuelo nos lleva a la charca de mi aldea. En sus negras aguas titila el universo. Allí nos damos un baño de estrellas y espantamos nuestro miedo a los espíritus alborotadores. Luego cogemos luciérnagas, estrellas de la selva, y las soltamos en su cabaña. Meciéndonos en el chinchorro, mi abuelo nos explica que forman constelaciones errantes, si no las sujetan las telarañas, como esas tres y la de abajo, nos señala, que forman la cruz del sur y que debemos recordar porque de ella cuelga esta parte del mundo.
Hola Rosa: me he introducido en tu relato y los ojos del Jaguar me han hipnotizado. He rozado esas almas enganchadas en las ramas de los árboles, y he sentido escalofríos.
Pero luego me he dado un baño de estrellas…
Ahora voy a ver si encuentro una luciérnaga en el jardín.
Me ha gustado mucho tu cuento. Te deseo mucha suerte, y te mando un abrazo.
¡Vaya, que te has metido en el cuento y has vivido la historia! Entonces, objetivo cumplido. Me alegro de que te refrescaras en las aguas negras de la laguna. A partir de ahora, no volverás a sentir miedo. Nunca más. Gracias por tu comentario. Un abrazo.
Bonito relato, muy bien ambientado, reflejas muy bien esa naturaleza exótica e inquietante,tienes imágenes esupendas: el río que se eriza, los paiches que rozan el aire y esas estrellas unidas por telarañas en constelaciones. Logras un tono muy poético. Como aficionada a la astronomía, me encantaría ver la cruz del sur, debe ser una maravilla. Saludos y suerte.
Hola Merchi, es un honor que te guste mi relato. Las imágenes me las traje de allí y no se me borran. La cruz del sur sigue allí, esperándote, así que no faltes a la cita. Se ve clara y perfecta todas las noches. Ya lo verás. Un abrazo.
Precioso relato con toda la magia de la selva, con palabras que suenan a libertad y sueño, con un mundo natural y lejano y con personajes que forman parte de esa atmósfera, líquida, espesa y vegetal. Luminoso y rico es tu relato.
¿Te diré que me ha encantado?….no, más.
Felicidades.
¿Y yo te diré que me encanta que te guste? Te diré más: me emociona que te encante. No sabes cuántas vueltas di para poner palabras a mis recuerdos. Gracias por leer y valorar así mi esfuerzo. Un abrazo.
Ahora si, Rosa, REDONDO el relato. Me gusta la cualidad de lija de las escamas, y el quejido del guacharo me parece todo un acierto. No tengo nada mas que añadir 😉
Mucha, muchisima suerte, que la tendras:)
Un fuerte abrazo
NACHO RUBIO
Nacho, entre tus consejos y tu ánimo estoy muy bien servida. Gracias por estar ahí, tan cerca. Tampoco tengo más que añadir. Un abrazo.
Genial el uso del vocabulario, con él nos transportar en dos segundos. Y la caza de luciernagas, otra genialidad, como estrellas.
Me ha gustado, mucho.
Muchas gracias, Luisa. Me cuesta tanto elegir palabras, dejar unas para poner otras, que no sabes cómo te agradezco que te guste mi elección. Coger luciérnagas es algo que hacen los niños, como un juego. Siempre que miro al cielo me pregunto qué brilla allí. ¿Vuelan las estrellas? Las fugaces sí y las luciérganas también. Un abrazo. Y gracias.
Rosa, eso me gustaría a mí tener un abuelo así es como te ha bendecido el cielo. Bien narrado, y muy agradable de leer. Te deseo mucha suerte, Sotirios.
Mil gracias Sotirios por tu amable comentario y por leer mi relato. Me alegra que te guste. Un abrazo.
Me quedo con ese baño de estrellas…Me gusta tu relato.
Saludos
Paloma Hidalgo
Gracias Paloma. Tu opinión es importante para mí. Un abrazo.
Esta historia solía contarla a mis hijos el abuelo de mi marido. Creía que el concurso no admitía relatos conocidos a priori por los lectores, por mucho que se adornasen con imágenes literarias. En cualquier caso, me ha traído buenos recuerdos. Marecelo.
Hola Marecelo. Historias de almas en pena hay más que almas en pena, que nadie ha visto. De la selva traje mil cuentos que no olvidaré nunca, pero son de animales que se transforman y confunden y engañan. En cualquier caso, me alegro de haber despertado tus buenos recuerdos. Un saludo.
Y yo me alegro de que tu original relato sea igualito al que contaba mi suegro, que en paz descanse. Suerte y un saludo. Marecelo.
Rosa un relato lleno de naturaleza salvaje, indomable y de estrellas amigas, cercanas.
Me ha gustado mucho. Una narración sensorial, muy atractiva.
Un abrazo.
Amparo Martínez Alonso
Mil gracias, Amparo. Nunca verás estrellas más cercanas que las de la selva. Es una costumbre entre los niños de allí que me deslumbró. Y tenía que compartirla con todos vosotros. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo.
Rosa, tu historia tiene el olor y el rumor de la selva. Entran ganas de bañarte con los niños en su charca de estrellas. ¡Enhorabuena y suerte!
Belén
Ya nos bañaremos las dos en un mar oscuro sin luna, como en aquella nocturna ¿te acuerdas?, las estrellas brillaban tanto que atravesaban metros de agua y nos sirvió para saber que también los peces las miran. Muchas gracias Belén, como siempre. Un abrazo.
Qué bonita historia has contado, qué maravilla contar con un abuelo que sepa espantar así los miedos. Me gustaría darme un baño de estrellas en esa charca del pueblo, para así no tener nunca más miedo. Y esa forma de enganchar las almas en pena a las ramas de los árboles… Me encantó tu cuento.
Suerte querida Rosa,
Me voy corriendo con el abuelo, a ver las estrellas de la selva y, si es posible, también espantar mis miedos. Algo que comienza tan oscuro y acaba con esa luz. Me ha encantado Rosa.
Isabel Rivera
Pero que es un relato copiado por el amor de Dios!!!!!!!!!!!!!!