OCT123. LA LLAMADA, de Lorena Jiménez Justicia
Al llegar a casa, se metió la mano en el bolsillo para sacar las llaves y tocó un pequeño trozo de papel. Lo miró: era un número de teléfono. Se preguntó de quién sería, pues no lo tenía en su agenda. Quizá aquel camarero tan simpático se lo había deslizado en el bolsillo sin que se diera cuenta. Emocionada y nerviosa, decidió marcar. Algo le decía que detrás de ese número se hallaba su destino. Cuando descolgaron sus miembros se paralizaron, el teléfono resbaló de sus manos y cayó al suelo dando su último suspiro.
Es que,…las tarifas de teléfonos están por las nubes..Suerte Héctor
jajaja, que cachondo, Héctor. La verdad es que releído, el relato no me parece tan bueno como cuando se me ocurrió y ¡falta una coma después de «cuando descolgaron»! 🙁
Me gusta tu risa sincera y tu otra mirada hacia el relato le hace honor a tu apellido-saludos
No eran las tarifas, es que lo cogió Rajoy. Suerte Lore. Muchos besísimos.
«Lorena, ha llamado usted al servicio de atención al cliente de Vodafone, espere, por favor… Ahora no podemos atenderla…» Muy interesante, sí señor.
JM
juanmanuelsanchezmoreno.blogspot.com
Gracias por vuestros comentarios, Héctor, Barlon y Juan Manuel
Besazos
Lorena, quizás le mató la desilusión de un no del supuesto camarero buenazo…
suerte con el relato y abrazos.
http://montesinadas.blogspot.com.es/
Se le paró el corazón en su casa con una ilusión en la mente: un camarero simpático. Mejor así que entubada en un hospital. Buena idea, Lorena.
Un abrazo.