OCT133. SOPAS SOLAS, de Ignacio Feito
En la aldea de Brezeniskhov vive sola Anastassia Prazskhyn que encontró una moneda y con ella le compró a un italiano una bolsa de letras instantáneas. Desde entonces, todas las noches, tras sacar los nabos escuálidos, se quedan solas las letras en el plato de sopa que ella va moviendo con la cuchara de modo que formen palabras, las palabras de Tassia que no sabe leer y que significan una cosa o todas las cosas, cada día cambiando su postura, violentando incluso su inclinación, como si sirvieran de un día para otro, firmes aunque parecen erráticas, solo se necesita un vocabulario o, mejor aún, un diccionario, pero un diccionario extraño, blando, líquido, con los términos y las palabras que se muevan por las páginas como si estuvieran navegando en una sopa de letras.
Ayer se agotaron las letras. Tassia las movió, leyó su última palabra y se la tragó. Por eso esta noche se dirige con el cuenco a una roca y allí lo deja y lo va moviendo suavemente al tiempo que mira al cielo hasta que consigue encajar en el círculo líquido tres reflejos que ondulan y tiemblan, blancos y turbios, como una sopa de estrellas.
Precioso, poético y original.
Pues Carmen, te envío una nueva versión de las tres gracias y un montón de besos
Un relato original y bien armado. Nos sitúa en una aldea mísera donde, con ternura, nos dibuja la actividad de la protagonista, su afán por saber, leer y conocer mientras trata de sobrevivir. Para llegar a un desenlace lleno de magia, desolación, ilusión: esa sopa de estrellas.
Me ha gustado tu relato, Ignacio.
Un abrazo.
Amparo Martínez Alonso
Muchas gracias, Petra_ Amparo, por tu análisis y tus palabras, un beso
Bonito…y evocador..
Abrazos
Grazie mille, Desdemona, y baci tanti
Desde luego, un relato potente, hacía tiempo que no saboreaba una sopa así. Enhorabuena.
Un abrazo.
Gracias, Susana, espero que la sopa no se te haya indigestado.
Besos
Maravilloso, las palabras son estrellas que podemos beber, masticar, degustar. Las letras organizadas o no siempre se encargan de abrirnos el universo. Recuerdo cuando enseñando a leer a mi pequeña le mostré la M, la de mamá, dije. Ella la observó muy seria y aseguró: Es una estrella partida.
¡Qué hermosa coincidencia!
Muchas gracias, Belkys. Y vaya con tu niña, cuando te des cuenta la tienes escribiendo aquí.
Besos
Muchas gracias, Ana,por todos esos signos de admiración.
Besos
Conmueve esta historia de hambre literal y literaria. Sopa de letras que deviene en sopa de estrellas para llenar algo más que el estómago. Me encantó, IGNACIO, te felicito.
Nos leemos,
Mariángeles