OCT135. GIJÓN-LA HABANA 1896, de Nieves Torres Alonso de la Torre
A finales del siglo XIX, un niño llamado Vicente abría a escondidas una caja de latón oculta en el armario para contemplar el tesoro familiar: tres piedras diminutas que destellaban a la luz de la vela como tres estrellas.
Después llegaron tiempos difíciles, las cosechas se malograron y los pequeños diamantes acabaron brillando, uno tras otro, en casa del banquero. Antes de que los devorara la miseria, con apenas quince años, el abuelo Vicente y dos de sus hermanos cogieron un barco con destino a La Habana, donde los esperaba un tío lejano con un plato de comida y muchas horas de trabajo por delante.
Con el tiempo, Vicente logró enviar a casa un primer paquete con una carta, un retrato y una virgen de la Caridad con un mensaje en clave que la hermana pequeña leyó para sus padres: Que el brillo de su corazón os guíe.
Cuando mi bisabuela murió, muchos años después, varias vírgenes de escayola, con un agujero torpemente tapado en el pecho, la velaron desde la cómoda.
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Gracias, Nieves, por aceptar la invitación. Bienvenida.
Gracias a ti por esta iniciativa y por invitarme a participar. Os sigo desde hace meses, incluso llegué a empezar algún relato, pero nunca había acabado a tiempo.
Un abrazo
Como te he dicho en el blog, llega.
Que tengas mucha suerte.
Besicos muchos.
Gracias, Nani, por tu comentario y mucha suerte también para ti.
Un abrazo
Impresionante relato. Enhorabuena, de lo mejor que he leído ultimamente por aquí.
Muchas gracias, Isabel. Por aquí hay cosas muy buenas, así que el halago es muuuuy grande.
Un abrazo
Hermoso relato, conmovedores momentos de una época real, situación que desmembró hogares en búsqueda de solución en tierras lejanas y en este caso felizmente con un final reconfortante, pero muy a tu estilo, contando sutilmente una historia dentro de otra.
Aquella familia logró trascender gracias “al brillo del corazón” de aquella virgen. Y aunque para los más observadores (o para los menos creyentes) solo se trató de un pequeño contrabando de brillantes, la verdad es que en tiempos de miseria, el no morir por la hambruna en si mismo ya es un milagro.
¡Saludos!
Gracias, Juan Carlos, siempre eres muy generoso con tus comentarios. Es verdad que fue una época muy dura y marcó a muchas familias, que vieron cómo sus hijos, siendo apenas niños, se iban muy lejos. Y entonces se tardaba meses en tener noticias de ellos. Lo triste es que se está repitiendo esa historia en muchas casas.
Un abrazo
Bonito relato. ¡Felicidades! Saludos.
Gracias por tu comentario. Me alegro de que te haya gustado.
Un saludo
Precioso relato Nieves, con una acción rápida que recorre dos escenarios principales en apenas espacio. El brillo en el pecho de las vírgenes de escayola, opino que en vez de «brillo», podrías haberlos llamado «brillante», lo cual no hubiese interrumpido tu buena prosa y puede que ayudara al lector.
Me ha gustado Nieves. Tiempos difíciles que ahora vuelven para todos aquellos que tienen que marcharse. Un besote.
Gracias, Laura, por tu aportación. No quería ponerlo demasiado obvio para no dar pistas al intermediario y que la virgen llegara a la familia con el tesoro intacto. Pensé que al enviarla a casa alguien podría robarlo, de ahí el mensaje en clave. Pero tienes razón, a veces ocultamos información necesaria al lector y no nos damos cuenta.
Un abrazo
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Es una historia muy bien tejida, que además, al entroncar con la realidad, llega todavía más al lector. Me gusta sobre todo la agilidad que tienes en el manejo de los tiempos. Y claro, la sorpresa final. Muy buena propuesta.
Saludos
Muchas gracias por tu comentario, Paloma. La sorpresa final me dio mucho trabajo porque no se entendía bien y tuve que rehacerlo varias veces.
Un abrazo
¡Hola Nieves!
Qué ingenioso me parece tu relato. He viajado con el abuelo y he vuelto con esos paquetitos con «guiño». Me ha gustado mucho. Has tocado el tema con mucha delicadeza, sin sensiblería.
¡Mucha suerte!
Saludos.
Gracias, María José. Me encanta que os guste este relato. Aunque la historia es inventada, el personaje sí es real. Algún día escribiré su historia porque representa a la de muchos/as y no deberíamos olvidarnos de ellos/as.
Un abrazo
Me gusta mucho este relato, sobre todo por eso mismo, porque «relata» una verdadera historia en muy pocas palabras. Además me ha traído recuerdos de mi querido Gijón, y de las casas de indiano repartidas por toda Asturias, así que gracias y enhorabuena.
Gracias, Ana. A mí también me encantan las casas de indianos. En Somao, muy cerca de donde vivo ahora, tenemos algunas preciosas.
Un abrazo
Me gustan mucho los «cuadros que pintas» con tu relato.
¡Suerte!
Belén
…con un mensaje en clave que la hermana pequeña leyó para sus padres… Es que todo el relato es muy bueno, pero me quedo con esta imagen. Vaya arte para condensar la historia de la emigración. Muchísimo me ha gustado,
Un abrazo.
Precioso relato Nieves, muy bien contado e hilvanado. Yo, que ando últimamente despistada, que me entero dos semanas después de que ocurran las cosas también por otro magnífico relato que he descubierto con casualidad «Opuestos complementarios» en ReC. Magnífico. Un beso.
Gracias, Belén, Susana, Mar, por vuestros comentarios.
Un abrazo
Ay, esas vírgenes qué corazón tan brillante llevaban de vuelta a España.
Me gustó mucho.
Abrazos cargados de buena estrella
Gracias, Lola, por tus abrazos con estrella.
Un abrazo
Precioso Nieves…me ha gustado mucho…
un fuerte abrazo
Montse Huerta