OCT141. ¿JUEGAS?, de Andrea Núñez-Torrón Stock
El juego es muy sencillo. La peonza gira y ya estás muerto.
Cada vez que algún niño desempolva su yoyó, un diábolo rojo como una llama entre hilos, el vertiginoso vaivén de una peonza, yo estoy allí. Calladito. El azar me gusta tanto como las puertas abiertas, el clin clin de los sonajeros, el chirriar de las tizas trazando una mariola, la canción de las canicas.
Por eso nunca me canso de deslizarme como un soplido bajo las ranuras, girar la peonza y llevármelos conmigo. A donde sólo somos soplos que juegan para siempre.
Al fin y al cabo, no tengo la culpa de que mi padre me asfixiase en 1973, ¿verdad?
Cada vez que saques un juguete,ambos podéis ser míos. Hago un chasquido, la peonza gira suave y he ganado la partida. Otra vez.
Es muy sencillo, ¿juegas?
Siniestro es, sin duda. Lo que me pasa es que me falta una bisagra cuando el niño es asfixiado en 1973 para completar la trama, y cuando se saca un juguete ¿entiendo que tiene que ser uno que gira o haga círculos, como venía contando el relato, o vale cualquier juguete? Eso queda confuso.
Un abrazo.
Joder con el niño, o ya diablo no? de esos niños muertos que siguen en vida fastidiando uff, repelús.
Abrazos y suerte.
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