OCT142. ¿LIBRE?, de Alfonso González Cachinero
Para él aquel no era más que otro día de trabajo, proclive a la desgana, bajo un sol abrasador. Pero todo cambió en un instante cuando recibió el aviso que estaba esperando. Inmediatamente soltó los aperos y corrió a casa.
Se aseó rápido con sus recias manos frente a un espejo casi opaco. Mientras se ponía el traje nuevo que tenía reservado, revivió como en un destello todas las horas de soledad. Le sonreían los ojos. Cuando se hubo atado los zapatos, sorprendió a una hermosa araña en el suelo y la aplastó sin ningún desagrado. Cuánto miedo le daban las arañas a su hijita (lo recordó como si no hubieran transcurrido cinco años y ella siguiera allí). Por fin terminó de arreglarse y enfiló en dirección al encuentro.
El otro, tras cinco años encerrado, salió feliz por el portillo del penal. Completamente ajeno al fatal destino que le aguardaba ―impecable, sonriente, también en busca de su libertad― detrás de la primera esquina.
Alfonso, tu cuento me lleva a imaginar una venganza, das pinceladas sutiles donde parece apuntarse este final. Bien contado y descriptivo. Suerte y saludos Calamanda
En efecto, el lector ha de imaginar el resto de la historia: completar la venganza de un anónimo campesino, convertida para él en una carga insostenible y en la única forma posible de liberación. La sangre que llama a la sangre, la justicia natural contra la justicia humana. ¡Y ya sabemos cómo se las gasta la gente del campo!
Gracias, Calamanda, y un saludo.
Me gusta que un cuento tenga principio, desarrollo y final. Debe ser porque no tengo imaginación. suerte Héctor
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Como es lógico, hay tantos gustos como personas. Este insignificante relato no comienza por el principio, cuando un canalla asesina a una niña inocente (seguramente después de violarla). Ni acaba por el final, cuando el padre de la víctima, en venganza, ajusticia al canalla al salir este de la cárcel (quizá por una triquiñuela legal, por fingirse loco o porque la justicia está así de mal). No. Comienza in medias res y tiene un final abrupto. Pero no es difícil imaginar lo que no se cuenta, creo, si se siguen las pistas que he desperdigado aquí y allá. Si no lo he conseguido, sin duda es fallo mío.
Gracias, Héctor.
Me encanta tu relato, Alfonso, muy bien contado y con un lenguaje muy literario y bello.
Te agradezco mucho tus palabras, Lorena.
Me gusta, sobretodo que se pusiese su traje nuevo, guardado para la ocasión.
Besos desde el aire
Gracias, Rosa, me alegro de que te guste. Lo del traje nuevo creo que es un detalle significativo. Para el protagonista, un hombre de palabra, era la cita más importante de si vida. No podía llegar tarde ni, mucho menos, desaliñado. Y para llevar a cabo lo que, seguro, había jurado cumplir tantas veces, se trajeó de forma intachable. Por su hija. Como requería la ocasión.
Besos también para ti.
Hola, Alfonso. A mí me parece no sólo que tu historia se entiende muy bien, sino que además está llena de esos pequeños detalles que la completan estupendamente. El espejo casi opaco con todo lo que sugiere, lo del traje nuevo que ya han comentado, la araña que mata sin compasión porque a su hijita le desagradaba (bueno ese adelanto de lo que va a suceder)… Y el título; me gusta jugar con él dado que lo has puesto entre interrogantes. Pienso que podría referirse a cualquiera de los dos protagonistas, según el punto de vista que te apetezca. Posiblemente una cita con la muerte muy merecida la del preso que tan felices se las prometía.
Saludos y suerte.
Me das una gran alegría. Has sabido entrar muy bien en este modesto relato. La idea era, como bien dices, incluir detalles significativos (como el espejo opaco o el traje nuevo). Con el incidente de la araña, mato varios pájaros de un tiro (aparte de la araña, pobrecita): refleja la naturaleza del protagonista, permite la entrada del personaje de la hija (asesinada cinco años atrás), anticipa el trágico final… El aplastamiento del desdichado arácnido transmite además cierta sensación de opresión (como el sol que cae a plomo al principio), lo cual conecta con el peso que el padre quiere quitarse de encima vengándose.
Y con el título, has vuelto a acertar con el doble sentido. Puede apuntar tanto al antagonista (el criminal puesto en libertad tras cumplir condena), como al padre, que busca liberarse de la carga que soporta.
Muchas gracias por tu comentario, Rafa. Un saludo.
A mí también me parece muy acertado el título con respecto al relato, los interrogantes le dan mucho peso a ambas caras de la moneda. Un saludo.
Caray con el título. Y yo que pensaba (y sigo pensando, pero me harté de buscar) que se puede mejorar! De todas formas, me alegro.
¿Libre? ¿Quién? ¿Uno porque sale de la cárcel tras un ridículo lustro entre rejas? ¿El otro, que lleva a cabo una venganza que es el único motor de su vida? ¿Los dos? ¿O realmente ninguno?
Muchas gracias por pasarte y escribir, Ana.
Buen cuento que va soltando objetos mágicos que nos llevan al buen fin.
Felicidades
Muchas gracias, muy amable, María. Un abrazo.
Hola Alfonso, buena apuesta este drama rural tuyo que presagia derramamiento de sangre en breve,
Abrazos y suerte.
http://montesinadas.blogspot.com.es/
Gracias. Un poco de sangre sí que hay. La venganza es un motor muy potente, para los que piensan que no hay justicia.
Un abrazo.
Pues no lo había leido en su momento, pero me parece muy bueno. Enhorabuena. Un abrazo
Muchas gracias. Un abrazo.
Enhorabuena, Alfonso, por la mención. Un relato duro sobre la España profunda, la que no entiende de más justicia que la de las navajas, en ocasiones la única.
Muchas gracias y enhorabuena también a ti. Un abrazo.
Muchas gracias, Ana.