OCT145. BUSCANDO ENTRE LAS NUBES, de Yael Fernández Cadenas
Mi padre dice que cuando una persona muere pueden ocurrir dos cosas: si fue mala en vida queda un pequeño punto vacío en el cielo, un espacio chiquitito que jamás se iluminará. Yo me asusto: no me gusta la oscuridad, me dan miedo las sombras, pero él me dice que no hay que tener miedo a esa oscuridad si eres bueno, porque en ese caso, al morir, llegas a ese diminuto espacio que te estaba esperando en el cielo y un montón de ángeles lo iluminan para ti, para hacer saber a tus seres queridos que has llegado a tu destino y que te encuentras bien. No hay sombras, solo luz y pequeños ángeles para acompañarte, me asegura.
Mi mamá y mis dos hermanos, Ana y Carlos, fueron siempre muy buenos. Les echo de menos, y papá también, aunque intenta que yo no lo note. Como fueron tan buenos ahora puedo verles cada noche. Deben de tener muchísimos ángeles haciéndoles compañía, porque brillan mucho, ¿sabes? No importa si al oscurecer el cielo está nublado, mi padre y yo siempre logramos encontrarles para desearles buenas noches y agradecer a los ángeles que cuiden de nuestras tres estrellas.
Tierno y entrañable. Bontito relato. ¡Suerte!
Muchas gracias por los comentarios y ¡también por los ánimos!