OCT156. SUBVERSIVO, de Nicolás Jarque Alegre
Fracasamos y nos arrestaron a unos cuantos. Nos confinaron como a perros en una cloaca oscura y el tiempo se detuvo. Cada mañana, elegían a uno para delatar a los de fuera y, desde el otro lado, sus gritos desgarradores volaban hasta clavarse en nuestra conciencia. Cuando lo devolvían, su llama se apagaba entre terribles sufrimientos a las pocas horas. Así fue cómo los exterminaron. Por eso, cuando me quedé a solas con el cuerpo apaleado de Bermúdez, entre un llanto asustado, le prometí que lucharía por la libertad. Me perdonarán mis camaradas, pero eso hice cuando llegó mi turno.
Uhmm, la capacidad de sufrimiento de las personas puede ser muy grande si tienen algo fuerte en lo que creer, pero es enorme la imaginación que tienen para torturar y hundirte. Ha sido un traidor, pero…¿cuántos no lo hubiesen sido?
Buen relato Nicolás, con gan final. Mucha suerte.
Abracísimos.
La libertad y esas palabras tan densas hay que defenderlas, pero ¿hasta cuándo, cuánto, contra quién, por quién? Bien por tu relato.
JM
Buen relato. La verdad ante la tortura pocos dudarían en doblegarse.
Estamos preparados para sobrevivir, lo llevamos escrito en los genes. Suerte Nicolás y besos desde el aire
No fue un héroe, sino un hombre. El instinto primó sobre las ideas, lo cual es compresible en situaciones tan extremas como las que presentas en el relato.
Muy conseguido, Nicolás, con una atmósfera oprimente. Que por nadie pase.
Un abrazo.
Real, muy real. Es el instinto de supervivencia, como te comentan por aquí arriba. Entre líneas se deja ver la tortura que no cuentas ni sugieres, pero que es el alma del relato.
Un abrazo.