OCT21. NIEBLA, de Aurora Royo Cañadas
Mira por la ventana y sólo ve la niebla que le rodea. A lo lejos adivina el perfil de la montaña y piensa que sería bonito que el día fuese más luminoso y pudiese salir a dar un paseo.
Le gustan mucho los días luminosos. Cuando sale el sol se despreocupa y disfruta de los pequeños y grandes sucesos que acontecen en el limitado mundo que conforman el corredor de la muerte y las celdas anexas. Su último día está cercano, así que aprovecha a tope el mínimo recorrido vital que aún le queda por delante.
Sin embargo, los días de niebla la melancolía le aprisiona el pecho y la soledad se transforma en su única compañía. Es en esos días cuando reflexiona y recapacita.
«…nunca debería haber apagado la luz de aquellas tres estrellas«.
Su mujer le seguiría amando y podrían llevar a los trillizos a dar ese paseo por la montaña.
Aurora, tan fuerte como el de Leticia. Los dos del mismo tema y que aunque estén bien escritos, por lo menos a mí, me hace dar un paso atrás.
Un beso
Si. La verdad, es tan fuerte como la vida misma, a juzgar por las últimas noticias, así de real.
Una pena, si, pero todo no pueden ser droides y actividad lúbrica. Uy perdón, quería decir lúdica…
Para el mes que viene prometo algo más entretenido.
Un beso… o dos.
Es inevitable ante estas líneas trágicas finales del microrrelato, echar la mirada literaria atrás recurriendo al maestro Cela en su etapa de tremendismo. Meritorio, cuídate mucho y que tengas un alegre día, te lo desea Juan Pérez.
Jolín, pues si que me honras! Por cierto, he pasado un día bastante alegre, se ve que me ha llegado tu deseo.
Gracias.
Vaya, Aurora, me gusta. El cuento comienza en una atmósfera de soñolencia e indefinición, simbolizada por la propia niebla, en la que están instalados tanto el lector como el protagonista. Esta niebla paso a paso se va disipando hasta llevarnos a la clásica sorpresa final, que a su vez rompe radicalmente con el lirismo del principio. Un cuento de terror sin elementos sobrenaturales, a no ser que la niebla lo sea, y donde la luz del sol solo alumbra la aceptación de la culpa sin remedio. ¿Es mejor no salir de la niebla, nena?
no se, podías salir tú de la niebla y del armario literarios y ofrecernos un relato, amigo anónimo?
Que final tan duro. El título está muy bien y comparto el comentario del anónimo anterior. Se le nubló la mente… que horror.
Por desgracia, abunda la gente con la mente nublada, aunque con uno sólo ya sería demasiado.
¡Caray! menudos dos relatos, el anterior y el tuyo. Me gustó tanto, como aborrezco su contenido o lo relatado y es mucho. No soy capaz de comprender ciertos comportamientos.
Me inclino a pensar que nadie es capaz de comprender ciertas cosas, pero por desgracia la triste realidad nos demuestra lo contrario. Me siento muy honrada de que te guste tanto como aborreces lo relatado, me parece una crítica buenísima. Gracias, gracias.
A pesar de que el tema es cruento el relato me ha gustado mucho, e incide en un aspecto que muchas veces el juicio común niega, y es que detrás del monstruo, por terrible que sea, sigue habiendo un ser humano que anhela, desea… cree querer… Pero está claro que la abominación nos espanta, y negamos su humanidad para tomar la mayor distancia posible.
Si, es cierto, las personas somos muy complicadas, un montón de contradicciones andantes. Es la maravilla del ser humano, y también su maldición. Así no nos aburrimos.
Gracias, Ana. Me gusta que te guste, porque con cada relato y cada comentario nos demuestras tu sensibilidad, así que tu comentario me emociona. Un abrazo.
Aurora, es inevitable recordar este monstruo que mató sus dos hijos. El relato está muy bien escrito y el final impacta el lector, eso quiere decir que está muy bueno. No olvidas que lo micro relatos siempre tiene que sorprender. Te deseo mucha suerte, Sotirios.
Gracias, Soti. Un honor que te haya gustado.