OCT33. VAINILLA, de Paloma Casado Marco
Desde que la nueva profesora llegó al colegio, soñaba con constelaciones. La señorita Rosa tenía una trenza rubia, y tres estrellas tatuadas recorriendo su brazo izquierdo. Cuando se inclinaba para ayudarle en la tarea, la punta de la trenza le hacía cosquillas en la cara, y su nariz se llenaba de un aroma a vainilla capaz de hacerle olvidar el resto del mundo. Por la noche, abría la ventana y contemplaba el cielo antes de dormir. Quería ser astronauta para poder alcanzar esas estrellas.
Una tarde, ensimismado, se alejó hacia la zona más intransitada del río. Allí, en la orilla, escuchó los susurros y las risas de una pareja oculta entre los ramajes. Escondido tras un árbol, pudo contemplar el cuerpo desnudo de una mujer que emergía sobre su compañero. Los rayos del sol iluminaban tres estrellas en su piel.
De regreso, no quiso comer el bocadillo que le había preparado su madre, y se acostó febril en la cama. Cuando su padre llegó a casa, fue a ver cómo se encontraba. El olor a vainilla que desprendía, le produjo una náusea irreprimible.
Cerró la ventana para no ver cómo se caían del cielo, una tras otra, todas sus estrellas.
Blog = cantabriaendoslatidos
Paloma, estas tres estrellas nos dan la oportunidad de soñar con ese universo indescifrable y tentador del niño del relato. Suerte un abrazo.
Paloma, no me extraña que ese olor cambiara en un instante para él, pasó de ser agradable a no poder soportarlo.
Un abrazo.
Me ha encantado, Paloma…me han venido a la cabeza ecos de García Márquez o Isabel Allende saturándome de vainilla la pituitaria. Enhorabuena y suerte.
Un beso
Paloma, un buen giro final: conceptual, sensorial, fantástico.
Octubre me está gustando. ¿Qué tendrán las estrellas? En tu relato nos traen el primer amor, la ilusión, la idealización, el descubrimiento, la desilusión… Narrados límpiamente, evolucionando, derivando y girando en el desnlace. ¡Buen trabajo!
Un abrazo.
Amparo Martínez Alonso.
Muy chula la historia, a pesar del mal sabor final.
Enhorabuena
Paloma, me ha gustado la historia. Me ha parecido un final excelente, pero te hago notar que al no incluir ningún artículo o nombre en el principio, parece que la que soñaba con constelaciones era la profesora.
Un abrazo.
Si Antonia, ya sé que se puede entender así y también de la otra manera, pero he escrito 200 palabras justas y no se podía añadir más.
Gracias por todos vuestros comentarios, siempre hacen mucha ilusión, y sobre esos ecos de Gª Márquez o Isabel Allende, ¡qué mas quisiera yo! Petra, siempre tan profesional: «conceptual, sensorial, fantástico…» me abrumas.
Buena esa historia.
Ya se sabe que hasta la vainilla en exceso es poco apetecible y el muchachito se empachó…
¡Ay, los amores imposibles y los padres que terminan por ser humanos!… Crecer cuesta.
Lines
Muy buena historia, perfectamente narrada.
Un abrazo.
Paloma, has escrito un relato que ejecuta a su protagonista con ese doble dolor, el del desamor y la traición paterna.
Me gustó ese inicio evocador de los primeros amores en tierna edad y el desarrollo hasta la resolución.
Veremos si se podrá recuperar de tamaño dolor.
Suerte para el concurso.
Abrazos.
El olor a vainilla es lo que tiene, es irresistible, trastorna las mentes. Muy buena historia.
Un abrazo, amiga Paloma.
Paloma, precioso el relato. Que tendrá el magisterio, para llenar nuestro interior de olores, sensaciones táctiles, visuales, gustativas y auditivas que inmediatamente ante un estímulo actual, vuelven con toda la fuerza de la inmediatez.
Muy logrado.
Un beso
Paloma, las estrellas mas bien le cayeron a el encima despertandole a la cruda realidad. Es una historia triste en una edad muy dificil donde se encuentra con una doble traición.
Enhorabuena.
Te deseo suerte, saludos.
Dulce como la vainilla y tristeza que deja el perder su sabor.Hermoso.
Besos
Pilar
Buen dibujo del niño que sueña con ser astronauta y se altera con el roce de la trenza de la profesora. ¿Esta chica se da cuenta? Es un clásico de la literatura, que el chico imberbe se excite con su maestra por cualquier gesto que él considera provocativo, como la trenza.
O sea, Paloma, que un giro de 360 grados, para mí, más intenso de lo que parece.
Un abrazo.
Muy buen relato Paloma, las estrellas tatuadas y las reales, y siendo el simil del deseo infantil… (quería ser astronauta parea alcanzar que estrellas??). Si ya es dura la traición de su amada y das una segunda vuelta de tuerca con el padre. Parece simple y está muy bien ideada,y el título sin mencionar las estrellas estupendo.
Esta historia se me ocurrió en El Molino de Bonaco por el gel de vainilla que había puesto Rosa en el baño. No se por qué me salió una historia tan triste sobre desilusiones. La mente escoge unos caminos insospechados. La profesora no es consciente del amor que provoca en su alumno, claro que no.
He pretendido no definir qué estrellas quiere alcanzar, para que puedan entrar todas (las del cielo y las tatuadas)en esa ambiguedad.
Gracias a tod@s por vuestro interés.
Qué historia tan hermosa, Paloma, qué bien descritos los sueños infantiles puros y, quizás, ese momento crucial, ese punto de ruptura, inolvidable, que marca el tránsito a la adolescencia y la pérdida de la adolescencia…
Y todo eso a partir de un gel de vainilla en el Molino?? Woow, admiro esa capacidad de crear una historia de tan minusculo detalle!!!
Un fuerte abrazo
NACHO RUBIO
Has sabido sacarle mucho jugo a esas tres estrellas tatuadas en el brazo. Te ha quedado una historia francamente buena. Felicidades Paloma.
Enhorabuena, es una de las historias que no había leido, pero además de original, resulta muy consistente y creible historia de un amor juvenil.
Un abrazo
Muy buen relato. Fantástico y Enhorabuena!
Un saludo, Blanca
Siempre, por mi acentuado barrigón, me tocaba hacer de rey Melchor en el guateque que hacíamos el dia de Reyes con las familias de mis amigos. Con voz arroncada y campanuda, leía los nombres pegados a las cajas de los regalos. Hacía al nombrado acecarse a mi, apreton de manos a los chicos mayores , besos a los pequeños y a las esposas; y magreo sobre mis rodillas a la propia.
Cuando nombré mi propio nombre sobre una caja, mi hijo desesperado dijo:-ese regalo es para mi aita, ¿dónde está aita? Me buscó por todos los rincones.
Feliz año Paloma.
Aplaudo tu correctísimo uso de la diseminación-recolección con tres elementos estratégicamente colocados para organizar la narración: estrellas reales (cielo), estrellas tatuadas y olor a vainilla. Un relato bien cerrado y que contiene alguna frase que está a punto de levantar el vuelo.