OCT35 HORA PUNTA, de Mariano Álvaro
-¿No podría ir más deprisa?
-Imposible. Gran Vía en hora punta. Por mucho que quisiera…
El joven Miguel miró por el espejo retrovisor de su taxi y se fijó en la bella mujer que acababa de recoger en la estación de Atocha. Llevaba el pelo recogido en un moño, lo que estilizaba blanco e inhiesto cuello. Sus ojos negros se cruzaron con suyos y pudo percibir un ligero nerviosismo. El atuendo negro le sentaba bien, realzaba su figura. ¿Dónde la había visto antes? ¿En el entierro del abuelo? Había fallecido hacía apenas diez días. Pero no podía ser, se estaba volviendo loco, todo estaba muy reciente. Intentó pensar en otro tema.
-¿Tan importante es su cita? –se atrevió a preguntar Miguel rompiendo el protocolo establecido por su superior.
-Jamás he llegado tarde.
De pronto algo pasó. No pudo reaccionar. Soltó el volante en un acto instintivo para cubrirse el rostro. Los cristales del taxi estallaron; todo fue caos.
-Una explosión. Allí,… allí debería haberla dejado… Nos hemos salvado de milagro.
-Hoy no he cumplido mi misión. Es la primera vez en muchos años que no llego a tiempo a mi cita.
Suerte para el taxista.
Me encanta la idea de llevar a la muerte a la espalda es inquietante. Que el personaje sea un taxista y el escenario elegido me identifica y me mete dentro rápidamente.
Buen micro mariano.
Suerte y abrazos, visito tu blog
http://montesinadas.blogspot.com.es/
Gracias por el comentario. Me gustaba la idea de que la muerte siempre llega a su cita pero, ¿quién no ha llegado un día tarde por encontrarse inmerso en un atasco en una gran ciudad en hora punta? Incluso la muerte no se libraría del sufrimiento de los atascos.
Yo también me paso por tu blog.
Un abrazo.