OCT36. LA ÚLTIMA MIRADA, de Ginette Gilart (Amélie)
Cuando entraron en el hall de recepción, miró sonriendo a su mujer, ¡cuánto la quería!
Hacía ya unos meses que había planeado este viaje; desde el día en que el médico le dictaminara una enfermedad irreversible. Fue entonces cuando lo meditó un tiempo antes de decírselo a su esposa. Pensó que, a sus ochenta y pico años, el viaje era la mejor despedida. Ella aceptó sin titubear todo lo que él le ofrecía. Por mediación de una agencia encargó el viaje; llegarían a Zurich por la tarde.
Hacia ellos avanza una enfermera para acompañarlos a su habitación. La estancia es sencilla pero luminosa y perfumada por ramos de flores dispuestos armoniosamente en jarrones de cristal. Se acercan al balcón a contemplar el atardecer; será el último.
En el parque de la clínica “La última mirada” ya se siente el otoño; el jardinero recoge las primeras hojas caídas.
Ginette, la última noche, el último amanecer; triste y romantico a la vez; buen ritmo lleno de dulces imagenes. Saludos y suerte, Calamanda
Gracias , Calamanda. Me alegro que te haya gustado el ritmo y las dulces imágenes.
Un abrazo.
Amélie, me gustó mucho el tema y la narración de tu relato me parece muy sentimental y a la vez muy humano. Un caluroso abrazo, Sotirios.
Hola Sotirios, me agrada verte por aquí y que te guste mi relato.
Un abrazo.
Oh, la, la!! Sin palabritas que me quedo, Ginette!!
Un abrazo.
Ja,ja,ja, Aurora qué cachonda eres!
Un abrazo.
Descrito con tanta armonia parecía un cuento con final feliz,¡ como le has dado la vuelta! Así, el fin también puede ser hermoso. Gracias, y felicidades.
Claro que así es más hermoso y no con sufrimientos innecesarios.
Un abrazo, Esther.
Hola Amélie, una pareja sin duda llena de amor, un relato bonito y lleno de humanidad.
Suerte.
Visito tu blog. Invitada quedas al mío
http://montesinadas.blogspot.com.es/
Sin duda se querían un montón.
Gracias por visitar mi blog, de vez en cuando me paso por el tuyo.
Saludos.
Hola, Ginette.
¡Qué final!, felicidades por un micro precioso.
Un abrazo y ¡¡¡suerte!!!
Muchas gracias, Towanda, por tu comentario.
Un abrazo.
Amélie, espero que cuando nos toque, no tengamos que ir a otro país para la eutanasia activa, ya nos pasó con el tema del aborto y como siempre nosotros vamos con retraso en todo.
Otra polémica que está en las conversaciones de los amigos de cierta edad.
Un beso
También lo espero yo.
Gracias por pasarte .
Un abrazo.
Muy tierno y con ese trasfondo de la eutanasia insinuado Me gusta el ritmo pausado que has conseguido, muy dulce!!!
Dulce!! muy bonito. Así tendría que ser el paso al otro lado,¡ dulce!
Un abrazo, Mel.
Morir dignamente es un derecho y una opción personal.Siempre lo he pensado y más después de vivirlo de cerca. Un micro con sabor a otoño.
Un abrazo.
Querida Susana, si lo has vivido lo entenderás perfectamente.
Qué bonito «micro con sabor a otoño», sí, se desprende una cierta melancolía a la que de vez en cuando me dejo arrastrar.
Un abrazo y enhorabuena otra vez por tu mención.
Ginette, tu relato es de los que no cuentan todo, eso está bien. Para mí que deciden suicidarse juntos. Triste ese querer tanto que se lleva a su mujer. En fin, ese jardinero como metáfora está muy bien. Suerte.
¿Cuando podremos conseguir ese viaje sin alejarnos tanto de nuestras vidas? ¿porqué Suiza y no La Mancha o Andalucía?
Un gran relato de un futuro incierto.
Amélie, has escrito un precioso relato que tiene algo especial que no sé definir; será la atmósfera o la lentitud con la que invitas a leerlo. Me gusta que ya esté todo contado, que ya esté todo dicho, antes de rematar con la última frase y que la vida siga siga su curso, indiferente.
Saludos y suerte.