OCT48. EL CIELO, de Josefa Reche
Sus ojos no habían visto nunca algo tan hermoso; un cielo más azul, una inmensidad más apabullante. Se sentía realizado. Estaba totalmente embriagado de satisfacción y serenidad. Se acordó de su mujer, de su hija, de su primer amor, de sus travesuras de crío, hasta de la canción que tarareaba su madre mientras hacía la comida. Todas las sensaciones y recuerdos eran nítidos en ese paraíso. Su mente estaba más clara. Sus sentidos más receptivos. Unas palabras del sherpa le sacaron momentáneamente del éxtasis:
-Tenemos que bajar ya.
Sin fuerzas, sin oxígeno, con un edema pulmonar y setenta y cuatro años a sus espaldas; no había abajo para él:
-Adiós amigo.
Debe ser grandiosa la transición.
El desfilar de la vida mientras uno se apaga es como el aire que escapa de una rueda pinchada. Muy bonita esta historia, que se concreta al final con un caso, pero que vale para casi todos.
Enhorabuena, Josefa
JM
juanmanuelsanchezmoreno.blogspot.com
Bien Josefa por tu alpinista, nos da alguna que otra lección.
Un abrazo y suerte
http://montesinadas.blogspot.com.es/
Me ha gustado mucho tu historia, sobre todo la serenidad con la que afronta la muerte. Suerte. Nuria