OCT84. DIBUJOS, de Alfonso González Cachinero
El abuelo es muy mayor para tirarse al suelo a jugar. La abuela no puede leerme cuentos porque ha perdido las gafas de cerca, y siempre está dándome besos pringosos y estrujándome la cara. Ya llevan una semana en casa y estoy un poco harta, la verdad. ¡Tengo unas ganas de que vuelvan mis papás!
Los abuelos me han dicho dónde están, y que siguen queriéndome. Pero yo sé que se despertarán y volverán aquí, conmigo. Lo he visto en Blancanieves.
Y mientras tardan en despertarse, en mis dibujos siempre pongo dos estrellas chiquititas en el cielo. Mamá y papá. Una a cada lado del Sol.
Todo lo que tiene de tierno lo tiene de dramático. A mi me parece de lo mejor del mes, hasta ahora…
Muchas gracias, Isa, por tus amables palabras.
Una mirada infantil muy lograda y con esperanza.Es dramática en el fondo, pero dulce en la forma.
Felicidades. Me encantó el final.
Muchas gracias, Antonia.
Alfonso, la ingenua naturalidad de la niña es muy palpable. Suerte.
Gracias, Calamanda.
Triste y hermoso a la vez. Enhorabuena por este texto.
Un saludo.
Gracias, Sara Lew, por tus gratificantes palabras. El candor de la pequeña le pone un vestidito de ternura a la desgracia. Saludos.
Coincido con nuestros compañeros de concurso. Tierno, triste, un relato cargado de sentimientos que toca la fibra, ¡y de qué manera!
Felicidades por el relato.
Saludos
Muchas gracias por tus agradables palabras, Paloma. Un saludo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Estás loquita Ana, pero bien. Me quedo, por profundo con el final ********. sin quitarle mérito a lo anterior.
Un beso.
p.d.
Pues busca las de lejos de la abuela, están algo más allá 😛
Alfonso, muy bien reflejada esa visión infantil. Un relato tierno, Lleno de «fantástica» esperanza.
Un abrazo.
Amparo Martínez Alonso
Petra, gracias por leerlo y, más aún, por comentarlo tan amablemente.
Así somos los humanos. Incluso adultos, tenemos a veces «fantásticas» esperanzas; sabemos de cosas que no van a suceder, pero seguimos aguardándolas.
Un abrazo.
Precioso precioso.
La mirada de un niño que aún conserva la esperanza.
Un abrazo
Gracias, Virgi. ¡Qué alegría que te guste! Otro abrazo.