OCT92. MORIR DE A POCO, de Félix Valiente del Valle
Cuando chiquito yo también soñé que un día iría “contento y desnudo matando canallas con mi cañón de futuro”, y siempre lo tarareaba a Silvio en mis labios.
La revolución de seguro se hace con puños y metralla, no con palabras y poesía, sentenciaba mi papá Rolando el “jabao”, y su porrazo sobre la mesa hacía temblar el vaso de vino que por supuesto no corría ningún peligro pues su contenido había quedado a buen recaudo en su gaznate.
Mi familia planeó más de mil veces el levantamiento definitivo; el problema era que siempre lo hacía en voz bien bajita, muy queda, así no más para nosotros.
Carajo, pensé el día que me llevaron al Morro por aquel poema épico burlesco en contra del Comandante. Y me consolé pensando que esa sarta de babiecas no habría entendido un solo verso. Qué lindo saber que la ignorancia produce miedo, me dicen a diario estos barrotes para que nunca olvide ni claudique.
Mi papá no se equivocaba: la lírica no sirve para ganar guerras.
No sirve para ganar guerras pero sí para remover entrañas y conciencias… Me encanta tu micro, es muy bueno. Suerte y un saludo.
Toda la razon, Ana. Quise un final pesimista para el micro pero coincido contigo en que las palabras nos mueven por dentro y al menos nos hacen libres. Gracias por comentar y me alegro de que te haya gustado.
Un saludo
Me gustó, y mucho.
Gracias Carmen, por pasarte y porque te guste.
Un saludo
Me gusta mucho este micro de sabor revolucionario. Puede que la lírica no sirva para ganar guerras, pero sí que es «un arma cargada de futuro». Saludos y suerte.
Gracias Ana. Se le nota el aroma revolucionario y estoy de acuerdo en lo que dices de la lírica.
Un saludo
Valiente final, no ganaría guerras pero da la impresión de que luchó, de modo que por mi ya es un ganador de cualquier guerra.
Un abrazo buen micro y suerte Félix
http://montesinadas.blogspot.com.es/
Gracias por el comentario. El final no podía ser otro, es decir, pesimista si uno se atiene a la realidad pero está claro que el triunfo es la lucha en sí, con la poesía como arma.
Un saludo
P.D. Lo valiente final me lo tomo por el lado bueno, je je.
Estupendo relato, Félix, y qué buena reflexión la que dedicas a la ignoracia de los poderosos. Quizá sea imposible derrotar a un un ejército armado solo con palabras, pero desde luego pueden hacer mucho más daño, y además son las que sientan las bases para una futura revolución. Me ha encantado.
Saludos y suerte.
Muchas gracias por el comentario Rafa. Pese al pesimismo del micro (ay el poder de los poderosos), la palabra siempre estará ahí, recordándole a los que mandan que la libertad siempre saldrá por algún resquicio, y ante eso ellos jamás podrán hacer nada.
Un saludo
Un gustazo de micro con sabor allende los mares.Y precioso lo que cuentas, aunque dramático: es lindo saber que la ignorancia produce miedo. Vaya eslogan, Félix.
Un abrazo.
Me alegro de que te guste Susana y de que menciones lo del sabor de ultramar. Queria que sonara a revolución caribeña o centroamericana. La verdad es que el desconocimiento siempre le ha dado pavor a los que mandan, por eso la ausencia de educación y el adoctrinamiento del analfabeto son las bases de toda «buena» dictadura.
Gracias y un saludo